5 señales de que una cultura tóxica se está infiltrando en tu organización La cultura tóxica en una empresa actúa como un asesino silencioso. No aparece de la noche a la mañana; se infiltra lentamente, desgastando todo lo que tanto esfuerzo te ha costado construir.
Por Ryan Naylor
Key Takeaways
- Si no abordas una cultura tóxica a tiempo, puede destruir tu negocio desde adentro.
- La toxicidad comienza de manera sutil, pero su impacto crece rápidamente.
- Si ves signos de toxicidad, actúa de inmediato.
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Como emprendedor con 17 años de experiencia y ahora en mi cuarta empresa, he aprendido a ser consciente de lo vital que es proteger la cultura organizacional. Construir una empresa exitosa va más allá de alcanzar objetivos de ingresos o crecer rápidamente; se trata de fomentar un entorno laboral saludable y dinámico donde tu equipo pueda prosperar. Una cultura tóxica puede desmoronarlo todo mucho más rápido de lo que imaginas.
A continuación, comparto algunas lecciones que he aprendido sobre cómo identificar una cultura tóxica y, lo más importante, cómo solucionarla antes de que sea demasiado tarde:
1. La cultura tóxica no siempre se ve tóxica al principio
Es fácil pensar en una cultura tóxica como negatividad, conflicto o evidentes falta de respeto. Sin embargo, en mi experiencia, comienza de manera más sutil: comentarios pasivo-agresivos, formación de grupos cerrados, problemas de comunicación y empleados que sienten que no pueden expresarse.
En una de mis empresas anteriores, no noté estas señales hasta que afectaron los resultados: personas incumpliendo plazos, ausencias más frecuentes y una caída evidente en la moral del equipo. Cuando me di cuenta, la cultura ya había empezado a deteriorarse desde dentro. La toxicidad comienza de forma leve, pero su impacto crece rápidamente.
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2. Como líder, siempre eres quien marca el tono
Uno de los mayores errores que he visto a los líderes cometer es pensar que la cultura se desarrolla sola. Esto no es así. Como emprendedor o líder empresarial, eres responsable de establecer el tono cultural.
Como líder, me esfuerzo en liderar con el ejemplo: ser transparente con mi equipo, reforzar nuestros valores fundamentales y crear un espacio donde todos se sientan escuchados. No basta con decir que tienes buenos valores empresariales; debes vivirlos a diario. Si el líder no predica con el ejemplo, nadie más lo hará.
Mantén un seguimiento cercano de la dinámica de tu equipo. Reúnete regularmente con empleados de todos los niveles, no solo con tus gerentes, para descubrir los problemas no dichos que podrían estar gestándose.
3. La cultura tóxica drena talento — y rápidamente
No solo la productividad sufre en una empresa con un ambiente tóxico; también se pierde a los mejores talentos. Una de las lecciones más dolorosas que aprendí fue perder empleados talentosos por problemas que no abordé a tiempo.
Una cultura tóxica extingue la creatividad, el entusiasmo y el deseo de quedarse en la empresa. Una forma poderosa de revitalizar la cultura es hacer que los empleados sientan responsabilidad por su trabajo, colaboren libremente y se sientan orgullosos de ser parte de algo significativo. Cuando el equipo se siente valorado y apoyado, se queda. Si no es así, se irán, sin importar cuán buenos sean el producto o el salario.
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4. No esperes — soluciona los problemas de inmediato
Si notas señales de toxicidad, actúa de inmediato. Retrasar la acción es peligroso. En mi experiencia, posponer conversaciones difíciles solo permite que el problema se agrave. Ya sea una mala comunicación, política de oficina o alguien que socave tus valores empresariales, estos problemas deben abordarse de frente.
He adoptado una política de cero tolerancia ante conductas que amenacen nuestra cultura. Esto no significa ser despiadado, sino ser firme respecto a lo que representa la empresa y asegurarse de que todos se alineen con esa visión. A veces hay que tomar decisiones difíciles. Permitir comportamientos tóxicos, por pequeños que sean, es un camino peligroso.
5. La cultura es un ente vivo — cuídala
Una de las lecciones más importantes que he aprendido en mis 17 años como emprendedor es que la cultura no es estática. Evoluciona conforme la empresa crece, cambia el equipo y surgen nuevos desafíos. Por eso, tengo revisiones constantes con mi equipo, escucho sus opiniones, evalúo el ambiente y me aseguro de que seguimos siendo fieles a nuestros valores.
Proteger la cultura es un proceso continuo. No es algo que puedas crear y luego ignorar. Hay que nutrirla, controlarla y asegurarse de que crezca en una dirección saludable. Al final del día, la cultura es uno de tus mayores activos; no la des por sentada.
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Formas de ser proactivo en la creación de una gran cultura
1. Contrata por ajuste cultural, no solo por habilidades: Cuando contratamos, no solo buscamos al candidato más calificado; buscamos a personas que se alineen con nuestros valores y aporten una actitud positiva al equipo. Es más fácil enseñar habilidades que corregir una personalidad tóxica. Haz del ajuste cultural una parte clave de tu proceso de contratación. Sin embargo, no te enfoques tanto en el ajuste cultural que pases por alto las habilidades necesarias. Cuando una empresa está llena de personas maravillosas pero sin las habilidades críticas, quienes sí tienen esas habilidades tienden a frustrarse rápidamente.
2. Crea un ambiente abierto a la retroalimentación: Crear un ambiente donde los miembros del equipo se sientan seguros para compartir su opinión es esencial para mantener una cultura saludable. Fomenta una comunicación regular y honesta, ya sea a través de evaluaciones estructuradas o conversaciones informales. Asegúrate de escuchar, tanto para celebrar logros como para identificar áreas de mejora. Lleva a cabo reuniones mensuales con una lista de temas preparados para que el equipo venga listo a participar en conversaciones significativas.
3. Celebra los logros, grandes y pequeños: Construir una buena cultura no solo se trata de evitar lo negativo; también implica celebrar lo positivo. Reconocer los logros, ya sea alcanzar un gran hito o superar un desafío difícil, mejora la moral y fortalece el vínculo entre los miembros del equipo. Los pequeños gestos de reconocimiento pueden hacer mucho para crear un equipo positivo y motivado.
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