¿Altos niveles de rotación y una cultura tóxica? Tu estilo de liderazgo podría estar perjudicando a tu empresa ¿Eres un jefe que controla todo o un jefe que culpa a los demás? Debes abordar el problema central: la falta de confianza.
Por Ginni Saraswati Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Key Takeaways
- Los empleados señalan a los microgestores como la señal de alerta más grande en un trabajo, y es muy probable que se vayan debido a esto.
- La escucha activa y el apoyo deben ser una prioridad durante el proceso de contratación y a lo largo de la permanencia de sus empleados.
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Según un estudio de Gallup sobre el Estado del Lugar de Trabajo, la mitad de los encuestados de Estados Unidos afirma haber renunciado a sus trabajos en algún momento de sus carreras debido a una sola persona: su "mal" jefe. La mala dirección y los jefes ineficaces están directamente relacionados con la infelicidad de los empleados, la alta rotación de personal y la calidad del trabajo producido.
He tenido algunos de estos jefes, y por mucho que me duela decirlo, he sido uno. Cuando comencé mi negocio, a menudo me frustraba que el trabajo no se hiciera con la intensidad y pasión que yo habría puesto en él. Comparar el nivel de dedicación de un empleado con el mío como propietaria del negocio me hizo darme cuenta de que no era justo. Tuve que dejar de culpar a los demás y asumir la responsabilidad de mi estilo de liderazgo.
¿Eres un jefe que le echa la culpa a los demás?
A los 20 años tuve un jefe que, siendo sincera, era un mal líder. Me encontraba ubicando mi lugar en el mundo laboral, ansiosa por aprender y ser apoyada, sin embargo, cada vez que cometía un error, me sentía muy nerviosa. El temor a ser el chivo expiatorio constantemente me hizo perder mucha confianza en mis habilidades, en lugar de ser guiada y apoyada, fui culpada.
Por ejemplo, una vez envié una invitación para una reunión con un cliente. El cliente pidió que se cambiara la hora de la reunión por lo que actualicé la invitación. Recibí una notificación de que mi jefe aceptó el cambio. Llegué al lugar a tiempo, pero mi jefe no. Lo llamé, pero entré directo al buzón de voz. Dirigí la reunión capoteando las preguntas que no podía responder.
Hacia el final de la reunión, que era el horario originalmente programado, mi jefe apareció. Recibí un sermón de 15 minutos sobre mi responsabilidad de informarle cuando se cambia el horario de las reuniones. Me quedé en silencio y acepté la culpa.
Muchos años después, ahora con experiencia en liderazgo, reconozco que podría haber manejado la situación de manera diferente. Podría haberle recordado respetuosamente que había actualizado la invitación y que él había aceptado el cambio. Él podría haberse tomado un momento para recordar que había recibido la notificación y podríamos haber seguido adelante. Para mí, fue una lección de liderazgo aprendida.
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¿Eres un jefe que lo controla todo?
Los jefes con los que yo y muchos otros líderes efectivos y compasivos hemos batallado más son los que controlan todo. No solo son culpables de participar en el juego de culpar a los demás, sino que siguen todos tus movimientos, buscando cualquier oportunidad para atacar y degradar su desempeño.
Tuve un jefe que lo controlaba todo, y déjame decirte, es lo peor. Además de ser mujer y minoría, el ser controlada innecesariamente aumentó la presión que conllevaba intentar hacer bien mi trabajo. Irónicamente, esta fue la inspiración que me llevó a no querer trabajar nunca más para una organización corporativa. Esa inquietud es una de las razones por las decidí dirigir mi propia empresa.
Si sospechas que podrías estar controlando todo, es crucial que abordes el problema central: tu falta de confianza. Los empleados identifican a los jefes que controlan todo como la señal de alerta más grande en un trabajo, y es muy probable que se vayan por eso.
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Ser un mejor jefe significa saber escuchar
Los seres humanos somos una combinación compleja de emociones y motivaciones. Cuando te tomas el tiempo para entender qué hace que una persona funcione, obtienes mejores resultados. He aprendido que mi trabajo como líder es invertir tiempo, energía y esfuerzo en conocer a los miembros de mi equipo.
Esto requiere de escuchar activamente. Digamos que tengo una asistente joven y motivada. Son los primeros días de mi empresa, ella está recién graduada de la universidad y es una pieza clave de mi equipo inicial. Con el tiempo, el equipo crece y sus responsabilidades aumentan. Finalmente, se casa. Un par de años después descubre su pasión por la jardinería y la rehabilitación de caballos.
Aquí está la clave: en cada una de esas encrucijadas en la vida de mis empleados, me tomé el tiempo de sentarme a platicar con ellos, prueba de que he estado escuchando activamente y prestando atención a su crecimiento y desarrollo como miembros del equipo y como personas. En cada nuevo capítulo de su vida en el que se produce un cambio, aclaramos cuáles son sus expectativas y que tal vez podrían necesitar cambiar, ya sea más dinero, más tiempo libre o un horario de trabajo más flexible que les permita comenzar un proyecto paralelo que les apasione.
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Contrata a personas comprometidas y confía en que hagan su trabajo
He aquí un hecho difícil de asimilar pero que todo emprendedor aprenderá algún día: ningún miembro del equipo se preocupará por tu negocio tanto como tú. Los jefes que esperan contratar clones personales están destinados a descubrir una dura realidad, a menos que el miembro del equipo tenga participación en el negocio, no puedes esperar que se involucren tanto. La pregunta es: "¿Se preocupan lo suficiente para dejar al cliente satisfecho?"
La contratación de los candidatos adecuados requiere de identificar un conjunto de habilidades específicas en el futuro miembro del equipo, pero también se trata de la cultura de la empresa que deseas crear. Un empleado leal y duradero es alguien que se siente visto, escuchado y tratado como un individuo con una vida fuera del trabajo. A veces, la flexibilidad que puedas ofrecer abrirá tu pool de talento logrando su lealtad y longevidad.
Este enfoque humano debe ser considerado durante el proceso de contratación y durante la permanencia de tus empleados. Las reuniones regulares con mi equipo, prestando atención a lo que están comunicando, confiando en que hagan su trabajo y escuchando de manera activa no son simplemente comportamientos de un buen jefe. Son cualidades indispensables para un buen liderazgo.
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