Por qué la gente exitosa nunca se cuestiona a sí misma — y 5 estrategias para ayudarte a erradicar la indecisión Tomar decisiones inteligentes y rápidas es un sello distintivo del éxito. Pero, ¿cómo lo hacemos bien?
Por Amy M Chambers Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
Para muchos de nosotros, la indecisión es un problema. Algunos de nosotros pasamos demasiado tiempo deliberando nuestras decisiones, incluso las que no son tan importantes. Esto, por lo general, proviene del miedo. A veces, nos paraliza tanto el miedo a tomar una decisión equivocada que no tomamos ninguna.
La mayoría de nosotros podemos recordar un momento en el que nos quedamos quietos más de lo necesario. El tiempo se acaba, las puertas se nos cierran y las oportunidades pasan de largo. Sin embargo, no todos luchamos contra la indecisión. Nuestra historia es rica en ejemplos de líderes empresariales, políticos y militares que tomaron decisiones increíblemente complejas de extrema importancia, y lo hicieron bajo una enorme presión. ¿Cómo lo lograron? Con frecuencia siguiendo estos cinco principios.
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1. Tener un conjunto de valores personales
Con frecuencia las personas exitosas que toman decisiones rápidas lo hacen porque no comienzan desde cero al decidir. Ya saben cuáles son sus valores personales u organizacionales y viven de acuerdo con ellos. Cada vez que se enfrentan a una decisión difícil, simplemente la pasan por la prueba de fuego de sus valores. Como se han comprometido a nunca violar sus valores, pueden descartar rápidamente numerosas opciones.
Por ejemplo, si su valor principal es la integridad, sabrán que mentir o retener información no es una opción. No importa si decir la verdad puede herir los sentimientos de alguien o costarle su trabajo. Si la honestidad o la transparencia son su valor más importante, nunca tomarán una decisión que los aleje de él. Ahora, digamos que el valor principal de una empresa es el servicio al cliente. Los líderes impulsados por valores no tomarán una decisión que viole los mejores intereses de sus clientes.
No importa si una propuesta implicara ganar mucho dinero o ahorrar mucho tiempo. Si la experiencia del cliente es el valor principal de la organización, un líder alineado no tomará ninguna decisión que vaya en su contra. Las personas que conocen (y defienden) sus valores pueden tomar decisiones mucho más rápido que las que no, porque pueden reducir fácilmente la cantidad de opciones disponibles.
2. Moverse, tomar acción
Las personas exitosas están orientadas a la acción. Saben que poco se logra solo con el pensamiento. Reconocen la rapidez con la que la tecnología, el mercado, las decisiones de la competencia y el panorama político pueden modificar las opciones disponibles para ellos. Saben que hay un costo por esperar, así que no lo hacen.
Las personas exitosas también saben que nosotros, como humanos, aprendemos haciendo. No sienten que necesitan toda la información sobre un tema antes de poder tomar una decisión. Eligen una avenida y empiezan a andar por ese camino porque creen que obtendrán información clave simplemente por haber tomado la decisión y ponerse en movimiento.
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3. Las malas decisiones rara vez son fatales (o definitivas)
Contrariamente a la opinión popular, el fracaso casi siempre es parte del éxito. Casi siempre, las personas exitosas han experimentado muchos fracasos en el camino y se han acostumbrado a ellos. Sin embargo, en lugar de aferrarse a sus fracasos, tienden a ver sus errores como oportunidades de crecimiento y aprendizaje.
Como se entusiasman con el progreso en lugar de la perfección, no pierden mucho tiempo preocupándose por las consecuencias negativas de una mala decisión. Más bien, toman sus decisiones en función de la información que tienen en ese momento y eligen creer que se volverán más fuertes e inteligentes incluso si su decisión resulta equivocada. Como tienen un alto grado de confianza en sus propias habilidades para resolver problemas, toman decisiones con la creencia de que podrán solucionar (o incluso mejorar) cualquier efecto no deseado de cualquier decisión que tomen, y aun así estarán mejor.
4. Evalúan rápidamente el peor escenario
Los tomadores de decisiones rápidas con frecuencia se preguntan qué es lo que está realmente en juego antes de tomar una decisión importante. Se dan unos minutos para hacerse una pregunta clave que los que toman decisiones más lento rara vez se hacen: "¿Cuál es el peor escenario?" Si lo peor que puede pasar es que cometan un error público o tengan que disculparse con alguien, lo tendrán en cuenta al momento de decidir. Si la decisión es literalmente de vida o muerte, es posible que lo piensen un poco más.
La mayoría de nuestras decisiones no son cuestiones de vida o muerte. Por lo general, una sola mala decisión no le costará millones a la empresa ni terminará hiriendo gravemente a nadie. Las personas que toman decisiones rápidas tienen esto en cuenta. También confían en su capacidad para reparar sus relaciones con cualquier persona a la que hayan ofendido o lastimado emocionalmente, por lo que pueden actuar sabiendo que, en la mayoría de los casos, una mala decisión no es permanente y no les costará una relación.
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5. Buscan la ayuda de asesores de confianza y luego siguen adelante
Una de las formas en que las personas exitosas toman decisiones tan rápido es que se rodean de asesores competentes. No le piden información a cualquiera (o a todos); eso solo los ralentizaría. Pero saben exactamente a quién preguntar y lo hacen con rapidez. Obtener información de algunas personas clave que tienen experiencia y sabiduría en temas particulares les ayuda a sentirse seguros de sus decisiones.
Esto es diferente a encuestar a un grupo grande de personas o someter sus decisiones a votación. Se trata más bien de pedirle a alguien en quien confían y respetan una opinión rápida. A menudo le preguntarán a alguien que tenga experiencia en áreas en las que ellos no la tienen. Esto les permite asegurarse de no pasar nada por alto o de no olvidarse de considerar una alternativa viable. Las personas que toman decisiones rápidas saben exactamente quiénes son esas personas para ellos.
A la mayoría de nosotros nos gusta tener la razón, y puede ser fácil sentirnos avergonzados si tomamos una mala decisión. Pero si recuerdas estos cinco principios, no te costará tanto trabajo elegir un curso de acción y comprometerte con él.
Consulta el libro de Amy Chambers, The 6 H.A.B.I.T.S. of Powerful People, que ya está disponible (en inglés).