Esta es la verdadera razón por la que procrastinas y algunas estrategias expertas para dejar de hacerlo La procrastinación no es un problema de gestión del tiempo. Es un problema de gestión emocional.
Por Jonathan Small Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
¿Qué tan familiar te resulta este escenario? Tienes una tarea estresante en el trabajo que debes de completar antes del final del día, pero en lugar de poner manos a la obra, revisas tu correo electrónico por quinta vez en 15 minutos, navegas por Instagram e incluso escuchas tu podcast favorito.
Bienvenido al no tan maravilloso mundo de la procrastinación. Todos hemos estado allí y no es algo nuevo. Los seres humanos han estado procrastinando durante miles de años. Los antiguos filósofos griegos Sócrates y Platón tenían una palabra diferente para ello, Akrasia, pero significaba lo mismo.
Procrastinar es retrasar o posponer una tarea que sabes que debes de hacer. El resultado final suele ser el arrepentimiento, la depresión y el autodesprecio. Entonces, ¿por qué nos hacemos esto a nosotros mismos? ¿Y qué podemos hacer para revertir esta molesta tendencia?
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Por qué procrastinamos
Antes que nada, para entender las verdaderas razones por las que procrastinamos, desmintamos el primer mito: lo hacemos porque somos desorganizados.
No es cierto. "La procrastinación no es un problema de gestión del tiempo. Es un problema de gestión emocional", dice Petr Ludwig, autor de The End of Procrastination: How to Stop Postponing and Lead a Fulfilled Life (El fin de la procrastinación: cómo dejar de posponer y llevar una vida plena). En otras palabras, procrastinamos por cómo nos sentimos en relación con la tarea, no porque seamos malos haciendo listas de pendientes.
En una entrevista exclusiva en el podcast Write About Now, Ludwig compartió sus ideas respaldadas por la ciencia sobre por qué procrastinamos y las herramientas útiles que utilizamos para dejar de hacerlo.
Argumenta que las verdaderas razones por las que posponemos las cosas son la falta de motivación intrínseca, la fuerza de voluntad y el miedo al fracaso.
Falta de motivación
Muchos de nosotros sentimos una falta de propósito en el trabajo. En un mundo postpandémico en medio de una crisis económica global y turbulencia política, sentirse inspirado por el mundo y por tu trabajo puede ser todo un desafío.
"No estamos motivados en el trabajo porque no creemos en lo que estamos haciendo", explica Ludwig. "Si estás trabajando en un proyecto y careces de propósito, es realmente difícil que te mantengas motivado ".
El resultado es escapar del estrés y del esfuerzo de una tarea en particular haciendo algo que sabes que no deberías de estar haciendo. Como bromeó una vez el gran escritor estadounidense Mark Twain: "Nunca dejes para mañana lo que puedas hacer igual de bien pasado mañana".
Miedo al fracaso
Otra razón por la que procrastinamos es porque estamos ansiosos, a menudo de manera irracional, de que el resultado de nuestro trabajo no sea bien recibido. "A veces tenemos tanto miedo al fracaso que no podemos comenzar", dice Ludwig.
Falta de fuerza de voluntad
Cuando nos enfrentamos a grandes exigencias o situaciones estresantes, nuestra fuerza de voluntad puede verse disminuida, lo que dificulta resistir la tentación de las redes sociales, los videojuegos y otras herramientas de procrastinación.
Cómo detener la procrastinación
Reaviva tu propósito
Como mencionamos antes, la procrastinación es señal de un problema más grande: la falta de un propósito general en tu vida, por lo que puede ser el momento de recuperarlo. Ludwig te anima a pensar en las actividades que realmente disfrutas en tu vida y las tareas que te hacen sentir más realizado.
"En el trabajo, pregúntate cuáles son tus fortalezas y cómo puedes ponerlas en práctica a diario", aconseja. "Esos son pequeños pasos que pueden mejorar tu vida diaria porque mientras más motivación intrínseca tengas, más seguido te encontrarás en lo que se llama un estado de flujo. Disfrutas del proceso. El tiempo se detiene para ti".
Este estado de flujo, dice, es exactamente lo opuesto a la procrastinación, porque cuando estás haciendo algo significativo, es más probable que experimentes emociones positivas.
Disfruta del camino, no del destino
Ludwig anima a las personas a centrarse más en el viaje que en la meta final.
"El proceso es la mejor solución para combatir la procrastinación, porque cuando disfrutas del proceso, amas lo que estás haciendo y no lo pospones".
Divide las tareas grandes en tareas más pequeñas
A veces, la naturaleza abrumadora de una tarea que no deseas realizar puede paralizarte.
Superar esta parálisis a menudo implica dividir la tarea en pasos más pequeños y manejables, lo que hace que parezca menos abrumadora y más alcanzable.
Esto es lo que Ludwig describe como gestión emocional. "Tu intensa emoción negativa hacia la tarea disminuye y entra en acción tu fuerza de voluntad", dice Ludwig. "Una mayor fuerza de voluntad también conduce a una mayor satisfacción, porque cuando logramos priorizar mejor, los centros de recompensa en nuestros cerebros se activan, se libera dopamina y experimentamos emociones positivas".
Sé compasivo contigo mismo
La próxima vez que te sorprendas procrastinando, practica un poco de compasión en lugar de castigarte por ello. Según Ludwig, el "auto perdón" es una estrategia útil para combatir la procrastinación.
Él menciona de un estudio realizado en la Universidad Carlton en 2009, en el que se les pidió a 119 estudiantes de primer año que completaran medidas de procrastinación y auto perdón inmediatamente antes de dos exámenes parciales. Los resultados revelaron que los estudiantes que se perdonaron por procrastinar en la preparación para el primer examen eran menos propensos a procrastinar al estudiar para el segundo examen.
"A veces se trata simplemente de perdonarnos a nosotros mismos y comenzar de nuevo", dice Ludwig.
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