Los 5 malos hábitos de los emprendedores exitosos Lo que inicialmente te dio impulso y éxito puede ser lo que te lleve al estrés crónico, la abrumación y el agotamiento a medida que tu negocio crece. Mantente atento a estas cinco señales de advertencia.
Por Rachel Godfrey Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Key Takeaways
- Cinco hábitos dañinos comunes de los emprendedores de alto rendimiento y cómo acabar con ellos.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
Te sorprenderías por la cantidad significativa de emprendedores exitosos cuyas cualidades o comportamientos iniciales, únicos y aceleradores de su éxito, terminan convirtiéndose en limitaciones.
Esos hábitos suelen ser la fuente de estrés crónico, abrumación, agotamiento y de ingresos estancados.
Aunque esta combinación de rasgos aparentemente benéficos generalmente significa que eres inteligente, motivado, ambicioso, trabajador, tienes una ética laboral elevada y una alta tolerancia al estrés, también puede significar que estás:
- Sintiéndote frecuentemente sobrecargado y subvalorado
- Bajo presión constante para cumplir con plazos ajustados
- Regularmente al borde del agotamiento
- Constantemente estresado y abrumado
- Rodeado de personas que te decepcionan y no cumplen tus expectativas
- Aprehensivo sobre asumir más responsabilidades porque apenas puedes sobrellevar la situación actual
Así es que, aunque la actitud de trabajar sin parar pudo ayudarte al inicio, hay peligrosas consecuencias si no controlas tus hábitos. Si permaneces en ese estado por mucho tiempo, puede afectar tus relaciones, tu salud y tu vida personal.
Aquí te comparto cinco adicciones a hábitos dañinos comunes que hemos observado en los emprendedores exitosos:
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1. El humano ocupado
Este comportamiento se presenta cuando solo te sientes "valorado" o "suficiente" si estás siendo productivo, útil o valioso. Si no estás ocupado (sobre)logrando cosas, te sientes flojo, sin valor o como si estuvieras perdiendo el tiempo. Tienes una adicción a estar ocupado e incapaz de desconectarte, nunca. Esto puede afectar la recuperación, la creatividad, la resolución de problemas y la resistencia a largo plazo.
2. Adicción a la finalización
Nunca te das permiso para estar completamente presente, en el momento, en paz o en armonía con la vida, hasta que la lista de tareas esté completa, todo negocio pendiente se haya terminado, todos los problemas estén resueltos y todas las preguntas sin respuesta hayan sido respondidas. No puedes dejar de pensar en un tema o proyecto hasta que esté cerrado, aprobado y terminado.
Estás desesperado por la sensación de conclusión que nunca llega, así que pasas el día siempre apresurado, sin darte el tiempo para detenerte, recuperarte o estar presente. Esto resulta particularmente problemático para los proyectos a largo plazo.
3. Exagerar la atención al detalle
El perfeccionismo es el antídoto del alto rendimiento. Es un estándar imposible y a menudo proviene del miedo a cometer un error o parecer tonto. Siempre buscas lo que está mal o no es lo suficientemente bueno, y siempre encuentras algo. Nada de lo que haces nunca se siente lo suficientemente bueno, las tareas llevan diez veces más tiempo del necesario, o a veces ni siquiera las comienzas porque te sientes abrumado.
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4. Sobre pensar y sobre analizar
Este hábito también está impulsado por el miedo a ser juzgado o criticado, así como el miedo al fracaso. Ahora tienes una lista interminable de "Y si". Necesitas certeza y previsibilidad, que simplemente no existen. Necesitas saber qué va a pasar, cuándo y cómo, ¡antes de que incluso suceda!
Este rasgo suele combinarse con problemas de control, donde necesitas controlar todo y a todos para sentirte seguro. Aunque no lo estás haciendo abiertamente, porque temes que las personas piensen que eres controlador, estás tratando de predecir y controlar de manera encubierta. De cualquier forma, es agotador.
5. Complacer a las personas
El último rasgo de alto rendimiento que vemos con frecuencia es cuando dices constantemente "sí", pero desearías poder decir "no". No tienes claros tus límites. Incluso si lo hicieras, los estás violando constantemente junto con tus estándares para evitar molestar a las personas, así como por tu miedo a ser juzgado o criticado nuevamente. Te cuesta decir "no" sin sentir una enorme culpa y sin rumiar experiencias anteriores.
Estos malos hábitos llevan a los emprendedores exitosos a obsesionarse con los más mínimos detalles. Constantemente sientes la necesidad de demostrarte a ti mismo o justificar tu posición. Regularmente te quedas atascado en tu cabeza, rumiando y preocupándote, tratando de lograr que todo sea perfecto.
Cuando tienes una alta tolerancia al dolor y al estrés, cosa que seguro tienes, pues es parte del ADN de todo propietario de negocio, puedes lograr mucho en tu carrera... GRACIAS a estos rasgos. Pero solo pueden llevarte hasta cierto punto.
Después de cierto umbral, la carga de trabajo, el estrés y el abrumamiento son demasiado, y alcanzas tu límite. Lo que te trajo hasta aquí no te llevará más lejos. Es hora de ser tan exitoso personalmente como lo eres profesionalmente.
Nunca superarás tu techo de cristal si sigues con tu adicción a estos hábitos y a la antigua identidad que los impulsa.
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Cómo romper los dañinos hábitos del alto rendimiento
Todos tenemos puntos ciegos que nos impiden ver el bosque por los árboles. Y dos grandes influencias en cómo ves tu mundo son:
1. Tu relación contigo mismo
Deja de condicionar tu autoestima a factores externos. No aceptarías a tu hijo basándote en si pasó un examen o en si ordenó su cuarto, ¿cierto? Entonces, ¿por qué hacemos que nuestro propio autovalor dependa de tener cierto aspecto, ganar una cierta cantidad de dinero o lograr algo grande?
La mayoría de los emprendedores de alto rendimiento reaccionan cuando escuchan esto y piensan: "Si lo hago, bajaré mis estándares, me volveré complaciente o descuidado", lo cual es una falsa suposición.
La base de la autoaceptación significa que puedes perseguir las cosas correctas por las razones correctas. Todavía puedes ser ambicioso, pero ahora se trata de resultados, no de sentirte lo suficientemente bueno o de demostrarte a ti mismo.
2. Tu relación con el futuro
¡La vida es incierta! No sabemos lo que va a pasar después. Pero los humanos tenemos una necesidad incorporada de certeza, y ahí está el problema. Queremos saber qué, cuándo y cómo "va" a suceder, lo cual resulta inútil y agotador. La planificación hacia el futuro es importante, pero no la sobreplanificación. Cuando las personas tienen malas relaciones con la incertidumbre, tienden a tener problemas de control, adicción a la finalización y preocupación crónica.
Deja de intentar controlar lo incontrolable. Comprende (y acepta) que la respuesta a cada pregunta sobre el futuro sigue siendo: "No lo sé".
Al establecer estas dos bases influyentes, los cinco malos hábitos de los emprendedores de alto rendimiento se disuelven naturalmente, ¡por sí mismos!
Ya no estarás en una lucha contra ti mismo, y tus fortalezas naturales se verán potenciadas. Tus hábitos, anteriormente dañinos, ahora han creado espacio para que los hábitos saludables y de alto rendimiento ocupen su lugar.