5 formas en las que los países de Latinoamérica están cambiando las reglas de la banca abierta América Latina se encuentra en el epicentro de una revolución digital en constante evolución, en donde la banca abierta juega un importante rol.
Por Nick Grassi Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
La banca abierta se está convirtiendo en una tendencia global, pero en América Latina toma una relevancia aún mayor, ya que los países de la región están cambiando las reglas del juego y avanzando hacia una mayor apertura y transparencia en el sector financiero.
América Latina es una región con un gran potencial para la industria fintech. Brasil es el líder a nivel regulatorio y desde hace más de dos años está impulsando su adopción en la industria financiera. Mientras tanto, México es un gigante que aún espera despertar, pero que puede aprender mucho de la implementación de los marcos regulatorios de otros países, particularmente, de Brasil y Colombia.
El open banking es un modelo que permite a los clientes de los bancos compartir su información financiera con otras instituciones, como fintech y startups, a través de APIs (interfaces de programación de aplicaciones). Esto tiene el potencial de fomentar la innovación, reducir los costos y mejorar la experiencia del usuario.
Los beneficios de este modelo para la industria son múltiples, incluyendo una mayor eficiencia operativa, una mejor experiencia del cliente y la posibilidad de ofrecer servicios financieros innovadores y personalizados. La implementación del open banking, en el largo plazo, impulsará la inclusión financiera, la transparencia y la innovación en el sector financiero, lo que mejoraría la vida financiera de millones de personas.
En la actualidad, hay al menos cinco formas en las que los países de América Latina están cambiando las reglas de la industria en su conjunto.
1. Marcos regulatorios
Brasil es el líder indiscutible en la región. En febrero de 2021, el Banco Central de este país introdujo regulaciones para la banca abierta; como resultado el mercado ha crecido rápidamente y ha permitido que las compañías ofrezcan servicios de agregación y finanzas personales.
En México existen varios pendientes en temas regulatorios; no obstante, el tamaño de mercado y las necesidades de los usuarios, hacen del país una región sumamente atractiva y con un potencial de crecimiento enorme.
2. Cooperación entre bancos y fintechs
En América Latina, los bancos están trabajando cada vez más con fintechs y startups para ofrecer servicios financieros innovadores a sus clientes. La apertura de los datos financieros a través del open banking facilita esta colaboración, mejorando claramente la oferta de servicios financieros, así como la experiencia del cliente.
3. Acceso a financiamiento
El open banking fomenta la inclusión financiera al permitir a las empresas y a las personas sin historial crediticio acceder a financiamiento. Al compartir información financiera, las fintechs y los bancos tienen más herramientas para evaluar con mayor claridad el riesgo crediticio de los solicitantes de préstamos; así pues, ofrecen préstamos a tasas de interés más bajas y, sobre todo, adecuadas a sus clientes, y amplían los servicios a mercados subatendidos.
4. Innovación
Al crear vasos comunicantes al interior de todo el sector financiero con las APIs, la banca abierta impulsa la innovación de la industria al permitir que las fintech y las startups creen soluciones financieras personalizadas para los clientes. Más allá de las conexiones entre instituciones, esto incluye el desarrollo de aplicaciones de gestión financiera, servicios de pago en línea y soluciones de inversión
5. Transparencia
La banca abierta, al final del día, fomenta la transparencia en el sector financiero, lo que ayuda a los clientes a tomar decisiones más informadas sobre sus finanzas. Asimismo, en toda la región latinoamericana crea posibilidades casi infinitas para que las instituciones financieras articulen estrategias de punta para la captación y atención de usuarios. Algo que, hasta hace algunos años, era inimaginable en el sector bancario tradicional en casi todos los países de América Latina.
Claramente aún hay muchas cosas por hacer para que Latinoamérica pueda capitalizar el potencial que la banca abierta genera para las instituciones financieras y sus usuarios. Esto claramente requerirá que los diferentes países involucrados de la región adopten las mejores prácticas en términos regulatorios y de cooperación entre stakeholders.