El 'coffee badging': una respuesta rebelde al regreso al trabajo presencial Con la vuelta obligatoria a las oficinas, surge el 'coffee badging': una forma de resistencia que refleja el descontento de los empleados.
Key Takeaways
- Los empleados que lo practican muestran su descontento de manera silenciosa, utilizando el tiempo en la oficina para interacciones sociales mientras cumplen con los requisitos mínimos de asistencia.
Con la pandemia de COVID-19, el teletrabajo se convirtió en una necesidad para garantizar la seguridad de los empleados. Sin embargo, con el tiempo, el debate sobre qué puestos debían volver a la modalidad presencial no tardó en surgir.
Aunque durante más de dos años muchas actividades se llevaron a cabo a distancia con éxito, varias empresas decidieron exigir nuevamente la presencia de sus empleados en las oficinas.
El estudio Tendencias globales de talento realizado por Mercer reveló que el 80% de los ejecutivos en América Latina considera que la cultura de aprendizaje es más efectiva "trabajando codo a codo", mientras que el 68% de los empleados opina que las organizaciones son más exitosas con el teletrabajo o modelos híbridos.
Esta disparidad de opiniones ha generado descontento en muchas empresas, dando lugar a fenómenos como el coffee badging.
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¿En qué consiste el coffee badging?
De acuerdo con CNBC, el coffee badging es una tendencia que ha surgido como una forma de resistencia al regreso obligatorio a las oficinas.
Esta práctica implica que los empleados lleguen a la oficina principalmente para pasar tarjeta, socializar brevemente, tomar un café y luego salir o hacer lo mínimo indispensable.
El término refleja una actitud rebelde por parte de los trabajadores, quienes no encuentran valor en el trabajo presencial cuando muchas tareas podrían realizarse de manera remota.
Además, pone en evidencia el descontento con las políticas empresariales que imponen horarios y lugares fijos sin considerar la eficiencia comprobada del trabajo flexible.
Durante la pandemia, el teletrabajo demostró que era posible mantener la productividad y, en muchos casos, aumentarla. Los empleados también valoraron la posibilidad de equilibrar mejor su vida personal y laboral. Sin embargo, para muchos, el regreso a las oficinas ha generado una sensación de retroceso.
El coffee badging se ha convertido en un reflejo de este malestar. Los empleados que lo practican muestran su descontento de manera silenciosa, utilizando el tiempo en la oficina para interacciones sociales mientras cumplen con los requisitos mínimos de asistencia.
Esta tendencia es un indicador de la resistencia de los empleados a las normas laborales tradicionales.