¿Puede un chatbot ser un buen vendedor? Un chatbot puede ser eficiente y rápido, pero el toque humano sigue siendo insustituible. La clave está en la sinergia.
Por Luis Menéndez
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Uno de los dilemas más comunes en las reuniones de nuestros equipos de ventas hoy en día es si deberíamos integrar chatbots en el proceso comercial o no. Algunos creen que la respuesta es obvia. Los clientes buscan atención personalizada y calidez, algo que un chatbot no puede ofrecer de manera íntegra. Otros, que la automatización es el futuro. Ninguno se equivoca, aunque tampoco está en lo correcto. Entonces, ¿elegimos a los chatbots o mantenemos a las personas como nuestra principal fuerza de venta?
La respuesta no es tan simple. Un asistente de inteligencia artificial (IA), como también se les llama a los chatbots, tiene un potencial enorme para mejorar nuestro servicio. Puede responder preguntas frecuentes, atender varias transacciones de manera simultánea, recopilar datos valiosos en tiempo real, calificar leads y prepararlos para la venta. Aunque puede parecer el vendedor con el que todo el mundo sueña por su rapidez y su disponibilidad 24 horas, los 365 días del año, es importante recordar que un chatbot no tiene la capacidad para entender el matiz emocional detrás de una conversación, leer entre líneas o anticipar las necesidades de un cliente más allá de lo que se dice de manera explícita.
Al contrario, son nuestros vendedores los que construyen relaciones y cierran ventas. La IA puede analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real, proporcionar insights valiosos sobre las preferencias y necesidades de los clientes y esto enriquecer el trabajo del vendedor, pero no puede, o al menos no se recomienda, que sea el responsable de cerrar una venta,
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No, sí, a veces
Cuando me preguntan si un chatbot puede ser un buen vendedor, siempre respondo que sí… pero necesita ayuda. Por más perfilado y preciso que sea nuestro algoritmo, el chatbot o agente conversacional tiene un tope de eficiencia. Los sesgos inherentes en su programación pueden llevarlo a tomar decisiones erróneas o a malinterpretar las intenciones de un cliente y es el momento preciso para que un vendedor se sume a la ecuación. Será quien encamine la conversación, aclare confusiones y dudas y, lo más importante, conecte con el cliente de un modo más personal y empático.
Las áreas de oportunidad para los chatbots en el servicio de ventas son claras: no pueden manejar conversaciones complejas con la misma habilidad de un ser humano y tampoco son buenos para improvisar o para ofrecer soluciones creativas cuando el cliente plantea un problema fuera del guion. Sin embargo, son extremadamente útiles en la primera parte del proceso de venta. Un chatbot puede analizar leads, filtrar prospectos y proporcionar información preliminar que ahorra tiempo al vendedor, quien, con estos datos, puede enfocarse en los clientes con más probabilidades de cerrar una venta, optimizando los recursos
La respuesta que buscamos está en la sinergia entre el chatbot y el vendedor. Un equipo que utiliza la inteligencia artificial para preparar el terreno y un vendedor que aprovecha esta información para ofrecer una experiencia personalizada es imparable. Este enfoque no solo mejora la experiencia para el cliente, sino que también permite a los vendedores concentrarse en lo que realmente importa: construir relaciones, entender las necesidades del cliente y cerrar ventas con un toque humano. Algo que ningún algoritmo puede replicar.
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El valor de lo humano en tiempo de chatbots
Hablemos de lo que realmente cierra una venta: la personalización y el trato humano. La empatía, la calidez y la capacidad de adaptarse a las emociones del cliente son habilidades que, hasta ahora, la tecnología no ha logrado replicar de manera efectiva. Aunque una máquina puede recordar el nombre de un cliente y sugerir productos basados en compras anteriores, no puede sentir, ni ajustar su enfoque en función de un cambio sutil en el tono de voz o la expresión facial de una persona.
Por ello, para ofrecer una experiencia integral son imprescindibles las personas. La tecnología es un vehículo poderoso, pero es solo eso, una herramienta. El verdadero arte de las ventas reside en la habilidad del vendedor para aprovechar esta especie de extensión que significa la inteligencia artificial y, al mismo tiempo, ofrecer un toque personal que haga que el cliente se sienta valorado.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, lo más inteligente es no resistirse a la transformación sino abrazarla y utilizarla a nuestro favor. La combinación del avance tecnológico con el ingenio humano no solo mejora el proceso de ventas, sino que también asegura que cada interacción con el cliente sea única, efectiva. Al final del día, el éxito en ventas B2B no se trata solo de quién tiene los recursos, sino de quién sabe utilizarlos mejor.
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