4 estrategias respaldadas por expertos para ser menos impulsivo Una dosis diaria de atención plena puede ser una gran diferencia. Retrasar la gratificación es vital.
Por Aytekin Tank Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
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Esta es una pregunta que todo líder se debería de hacer: ¿Es posible dominarnos a nosotros mismos y crecer si no somos capaces de controlar nuestros impulsos?
Hay una frase que leí hace mucho tiempo del escritor y psicólogo Daniel Goleman que dice: "El autocontrol emocional, retrasar la gratificación y sofocar la impulsividad, subyace a los logros de todo tipo".
Estoy totalmente de acuerdo, pero, por supuesto, lograrlo no es tarea fácil. Durante una discusión acalorada, por ejemplo, solemos dejar que sean nuestras reacciones viscerales las que dictan cómo respondemos. Eso es justo lo contrario de lo que deberíamos hacer, especialmente si somos líderes. Mantener nuestros impulsos bajo control tiende a ser un gran problema en el mundo de los negocios; y, sin embargo, es justo lo que necesitamos aprender a hacer para garantizar el éxito.
El neurocientífico de Stanford, Andrew Huberman, insiste en que podemos cambiar nuestras formas. Según su investigación el control de los impulsos, no solo es posible, es una habilidad que podemos desarrollar. Me gustaría compartir cuatro estrategias respaldadas por expertos que personalmente me han ayudado a perfeccionar esta habilidad y podrían ayudarte a ti también.
1. Retrasa la gratificación incluso unos minutos
Admito que esto es difícil. La necesidad de revisar constantemente nuestros teléfonos o tomar un bocadillo poco saludable puede ser muy fuerte. Pero no tenemos que tomar medidas drásticas como ir a una desintoxicación tecnológica o cambiar completamente nuestra dieta para hacer cambios. El punto es ser consciente al retrasar esos impulsos, aunque sea por unos minutos.
Huberman se refiere a esto como entrenar tu 'función no-va' (no-go function en inglés), una forma de aprender a inhibir nuestros impulsos. Él propone tratar de anotar 20 de estos momentos 'prohibidos' cada día. "Algo tan trivial como tener la necesidad de scrollear tus redes sociales, pero negarte a tomar tu teléfono puede comenzar a entrenar tu circuito 'no-va'".
Retrasar tu antojo de ese chocolate o refresco por solo un momento puede ayudarte a comenzar a flexionar tus músculos de autocontrol.
2. Practica la atención plena
Cuando fundé mi startup, Jotform, hace 16 años, estaba ansioso y era demasiado ambicioso. También era un perfeccionista y esto no me ayudó al tratar de mantener mis impulsos bajo control. Pero con el tiempo, a medida que la presión de hacer crecer mi negocio se hizo más intensa, tomé una de las mejores decisiones para mí y mi carrera profesional: comencé una práctica regular de atención plena.
En lugar de revisar mi teléfono a primera hora de la mañana, comencé a escribir un diario y luego a dar más paseos por la naturaleza para despejar mi mente. Todo esto ayudó no solo a calmar mi ansiedad (que generalmente conduce a la impulsividad), sino que también hizo algo más: me ayudó a tomarme el tiempo para reflexionar. Más tarde avancé en mi viaje hacia la atención plena aprendiendo nuevas técnicas de respiración y practicando la meditación guiada.
Huberman también recomienda esta técnica como una forma de entrenar a nuestro cerebro. "Piensas: 'Uh, no quiero hacerlo, pero voy a obligarme a quedarme quieto aunque quiera levantarme'. Eso es un momento 'no-va'", explica.
3. Conoce tus factores desencadenantes y planea con anticipación
La verdad es que todos tenemos una lista de cosas que sabemos que nos harán impulsivos. Salir a un restaurante de comida rápida cuando estamos tratando de comer más sano, por ejemplo, puede ser un autosaboteo. O pasar tiempo con ciertas personas que sabemos que tienden a tocar nuestros temas sensibles puede ser un distinto tipo de activador. No estoy diciendo que evitemos estos escenarios por completo, sino que los planeemos.
Si te reúnes con un amigo para almorzar, intenta revisar el menú de antemano para que sepas qué pedir al llegar. O si sabes que interactuarás con una persona difícil, planea respirar profundamente antes de responder o incluso tomarte un descanso para ir al baño y evitar decir algo de lo que te podrías arrepentir.
En su artículo para Inc., Jessica Stillman escribe que "es sorprendente la frecuencia con la que no logramos estar a la altura de nuestro potencial no por miedo o estupidez, sino por falta de autocontrol".
4. Sé paciente contigo mismo
Controlar nuestros impulsos no sucederá de la noche a la mañana. He pasado años probando las estrategias anteriores y tratando de seguir mejorándolas. Las prácticas anteriores también me han animado a crear políticas en el trabajo para ayudar a crear una atmósfera que refuerce el uso de la atención plena y a mantener nuestro equilibrio entre el trabajo y la vida personal bajo control. Por ejemplo, les digo a mis empleados que eliminen Slack de sus teléfonos y no respondan correos electrónicos durante los fines de semana. Es una forma de promover hábitos más saludables que nos ayuden con el autocontrol.
Como líderes, es importante que nuestro crecimiento y desarrollo también conduzcan a marcar la diferencia en nuestra vida profesional, así como en la de nuestro equipo.
Pero ten en cuenta que debes ser paciente contigo mismo. Como dice el refrán, "Roma no se hizo en un día", ni podemos esperar dejar nuestros hábitos tan fácilmente. Al dar pequeños pasos para retrasar la gratificación de manera regular, tomar la atención plena y planificar, podemos lograr un progreso significativo a largo plazo.
Lo que también quiero enfatizar es que es muy fácil ser duros con nosotros mismos cuando tratamos de cambiar cualquier comportamiento. Esto requiere de un esfuerzo concertado y de una intención decidida. Más importante aún, como Huberman señala sabiamente: "El control de los impulsos no es un talento fijo. Es una habilidad que puedes entrenar".
Podemos lograrlo siempre y cuando tengamos la voluntad.