Me convertí en una emprendedor exitosa por accidente. Aquí te comparto 5 errores que debes de evitar al iniciar un negocio Las relaciones públicas son, en esencia, contar historias. Y la historia de mi ahora próspero negocio ha estado plagada tanto de errores como de éxitos. Es de mis errores, de hecho, que aprendí, incluso más que de mis triunfos y este artículo presenta cinco de mis mayores errores de camino hacia una pequeña empresa floreciente.
Por Emily Reynolds Bergh Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
En primer lugar, no sé cómo llegué a ser la jefa. Aunque ahora soy especialista en relaciones públicas, en realidad estudié filosofía, psicología y trabajo social. Mi meta era hacer del mundo un lugar más alegre; supongo que un viaje al extranjero, una aventura inesperada y una conversación a la vez. Tenía la intención de viajar para siempre, conocer a tanta gente como me fuera posible y, de alguna manera, seguir una carrera que alimentara sin cesar mi infinita curiosidad.
Beyond Burning Bras, un libro del que fui invitada a ser coautora cuando hacía mi posgrado, despertó mi interés por la escritura, y al poco tiempo, me encontré escribiendo para la revista de comida Taste en Texas, lo que me llevó a realizar algunos proyectos independientes relacionados con esto.
Lo siguiente que supe fue que era una madre divorciada con dos hijos, sin apoyo financiero y sin un trabajo de tiempo completo. La desesperación me llevó a aceptar la primera oferta que recibí en una empresa de relaciones públicas en Austin, y ese fue el punto de inflexión después del cual nunca miré hacia atrás.
Viendo hacia adelante unos años más tarde, me sentí obligada por alguna fuerza desconocida a seguir por mi cuenta. No tenía idea de cómo iba a pagar la renta, pero deseaba aplicar lo que había aprendido hasta ahora, es decir, el poder de contar historias. De escuchar historias. De compartir historias.
Las relaciones públicas no son más que contar historias, y mi propia historia ha estado llena tanto de retos como de triunfos. Ahora que estoy cómodamente instalada en mi propia empresa, rodeada de un equipo increíble, con un esposo distinto y con tres hijos más agregados a la ecuación, puedo compartirles algunas lecciones invaluables que aprendí al caer por la escalera que subí, de que "no hacer" como emprendedor.
Cinco grandes pasos en falso al iniciar tu negocio
Paso en falso #1: Arrancar una empresa sin un plan de negocios. A pesar de que había tomado algunos cursos de marketing, no tenía ningún conocimiento de negocios cuando inicié mi empresa. ¿Cuántas horas necesitaría trabajar a la semana para hacer despertar a mi startup? ¿Qué personal necesitaba contratar? ¿Qué métricas indicarían crecimiento? Tuve que aprender todo a prueba y error; principalmente por error. Entérate. Escribe un plan.
Paso en falso # 2: Iniciar un negocio sin capital. Cuando decidí emprender por mi cuenta no tenía dinero. Nada. Obtuve algo cuando vendí mi auto y obtuve $15,000 dólares por él. No hagas eso. No cuentes con un milagro, una gran victoria en el casino o ganar una demanda para financiar tu negocio. Reserva el presupuesto necesario para cubrir las necesidades de tu familia y espera hasta que tengas suficiente capital ahorrado o hayas conseguido un buen crédito.
Paso en falso #3: Contratar personal demasiado rápido. Tan pronto como tuve suficientes proyectos para traer personal de apoyo, lo hice de manera frenética e indiscriminada. Fue un círculo vicioso: no podía cumplir mis compromisos con los clientes hasta tener suficiente personal, pero no podía contratar personal hasta tener contratos firmados. Así que siempre corría tratando de llenar los huecos y de encontrar especialistas.
Recuerdo haber visto un día una publicación en Facebook que decía: "No puedo creer que mi jefe me haya contratado después de un día de pasantía" ¿Adivina quién era el jefe? En alguna ocasión, un mentor me dio un consejo que me cambió el esquema: "Contrata despacio, despide rápido", en lugar de hacerlo al revés.
Paso en falso # 4: Pagar $100,000 dólares por la experiencia de otra persona. Ahora puedo admitirlo: al principio era un jefe terrible. Llamaba a mi equipo a todas horas del día y de la noche, esperando mucho de ellos sin proporcionarles ninguna orientación o capacitación. A su vez, su rendimiento fue decepcionante, y se estaban yendo más rápido de lo que podía reemplazarlos.
Me di cuenta de que necesitaba ayuda para aprender a ser un buen jefe, y decidí pagarle al esposo de una amiga para que me capacitara, pues era algo que necesitaba hacer. Fue una gran inversión para desarrollar habilidades que eventualmente habría aprendido por mi cuenta si hubiera estado más preparada desde el principio (ver el paso en falso # 1). Prepárate antes de saltar... Y no tendrás que pagarle a otra persona para que te atrape al caer.
Paso en falso #5: Tratar de cubrir todas las bases, jugar todas las posiciones. Cuando comencé, ofrecía demasiados servicios a mis clientes potenciales, pensando que cuantos más ofertara, mejores serían mis posibilidades de conseguirlos: marketing, relaciones públicas, desarrollo de marca, publicidad, promoción, vendía lo que fuera.
Pero si intentas hacer demasiadas cosas, nunca tendrás dominio sobre una sola. Recuerdo una vez haber presentado un proyecto a un gran grupo hotelero y el CEO me dijo que se había decidido por mi empresa solo porque había presentado servicios de relaciones públicas. A partir de ese día, decidí que las relaciones públicas serían nuestra principal área de especialidad, y hasta el día de hoy constituyen el 90% de mi negocio.
Sí, tuve tropiezos en mi camino empresarial. Pero a pesar de todo, he sido impulsada por tres cosas: La conexión social es mi musa. Crear comunidad es mi motivación. Y contar historias es mi razón de ser.
Es un gran reto criar a cinco hijos (en el último recuento, esa es la cantidad de cabezas que había en la mesa), entrenar equipos deportivos y atender a varias juntas mientras diriges una empresa de relaciones públicas con presencia en cinco ciudades desde una oficina en casa. Pero nunca le he rehuido a los desafíos: me llevaron a donde estoy hoy... y la vista de aquí me gusta mucho.