Por qué dejar ir el codiciado título de CEO es la mejor decisión para los líderes La verdadera medida del éxito de un fundador no es su título, sino el impacto duradero de la empresa que ha creado.
Por Arian Adeli
Key Takeaways
- Reconocer cuándo dejar el puesto de Director General puede llevar a tu startup a nuevas alturas, asegurando que tu visión prospere bajo un liderazgo óptimo.
- Al dejar de lado el ego y centrarse en lo que es mejor para el negocio, los fundadores suelen lograr mucho más que cuando insisten en permanecer como CEO.
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En el mundo de las startups, donde mucho está en juego, los fundadores enfrentan innumerables decisiones que pueden hacer o deshacer sus empresas. Tal vez ninguna de ellas sea más crítica o personalmente desafiante que determinar si deberían seguir al mando como directores generales (CEO).
Ben Francis, el fundador de Gymshark, dejó su cargo como CEO en 2017, contratando a un experimentado ejecutivo del sector minorista, Steve Hewitt. Durante este tiempo, Francis se centró en el desarrollo de productos y la construcción de la marca.
En agosto de 2021, tras haber adquirido experiencia y una valiosa perspectiva, Francis retomó el rol de CEO cuando la valoración de Gymshark ya había superado los £1,000 millones de libras. Todo fundador debería valorar su habilidad para identificar tanto sus fortalezas como sus debilidades.
El fundador-CEO
El ecosistema startup ha perpetuado durante mucho tiempo la idea de que los fundadores deben, naturalmente, asumir el rol de CEO. Historias de éxito de alto perfil, como las de Mark Zuckerberg en Facebook y Jeff Bezos en Amazon, refuerzan esta noción. Sin embargo, este enfoque de talla única suele pasar por alto una realidad crucial: las habilidades necesarias para concebir y lanzar una startup son muy diferentes de las requeridas para escalar y gestionar una empresa en crecimiento.
Fundar una empresa requiere visión, creatividad y la capacidad de innovar rápidamente. A menudo implica asumir múltiples roles y tomar decisiones rápidas con información limitada. En contraste, liderar una empresa en maduración exige pensamiento estratégico, excelencia operativa y la habilidad de construir y gestionar equipos de manera efectiva.
Tomemos como ejemplo a Twitter. Aunque Jack Dorsey cofundó la plataforma, su mandato inicial como CEO fue breve. No fue hasta años después, tras haber ganado más experiencia, que regresó al cargo. Esto demuestra que incluso los fundadores más brillantes pueden no estar inmediatamente listos para el rol de CEO, y eso está bien.
He tenido innumerables conversaciones con fundadores brillantes que se sienten atrapados al comprometerse a escalar un único proyecto. Cada persona tiene diferentes fortalezas. Muchos fundadores sobresalen en la creatividad y en la creación de productos innovadores, pero las operaciones diarias de una empresa en crecimiento les parecen limitantes. Reconocer esta desconexión no disminuye el papel crucial del fundador; ¿acaso le pedirías a un chef maestro que se encargue de las finanzas del restaurante?
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Los costos ocultos de los CEO-fundadores
Cuando los fundadores insisten en permanecer como CEO a pesar de no contar con las habilidades necesarias, los costos pueden ser significativos y de gran alcance. Uno de los impactos más negativos es la dificultad para adquirir y mantener talento.
Los ejecutivos de alto calibre se sienten atraídos por empresas donde pueden aprender de líderes experimentados y ver un camino para su propio crecimiento. Si una empresa es liderada por un fundador que está aprendiendo, puede tener dificultades para atraer talento de primer nivel. Esto crea un efecto de techo, donde la empresa nunca puede contratar a alguien más calificado que el CEO-fundador.
Además, esta dinámica puede llevar a una peligrosa cámara de eco. Las empresas corren el riesgo de cometer costosos errores estratégicos sin voces experimentadas en el nivel ejecutivo dispuestas a desafiar las ideas del fundador.
Un caso relevante es WeWork, donde el control sin restricciones de Adam Neumann como CEO-fundador llevó a decisiones cuestionables y, eventualmente, descarriló los planes de la empresa para su salida a bolsa, destruyendo miles de millones en valor.
Saber cuándo hacerte a un lado
Reconocer cuándo hacer la transición y dejar el puesto de CEO demuestra madurez y un verdadero compromiso con el éxito de la empresa. Aquí hay algunos indicadores clave de que podría ser el momento de hacerlo:
- Si constantemente te sientes abrumado o no estás preparado para los desafíos que enfrentas, podría ser hora de buscar a un líder más experimentado.
- Si el crecimiento de la empresa se ha estancado a pesar de su fuerte posición en el mercado, un nuevo liderazgo podría aportar nuevas perspectivas y estrategias.
- Si te apasiona más el producto que la gestión, o si te encuentras deseando volver a los aspectos creativos o técnicos del negocio, podría ser hora de hacer la transición a un rol como Director de Producto o Director de Tecnología.
- Si la empresa lucha constantemente en áreas clave como la gestión financiera, la eficiencia operativa o la escalabilidad, podría beneficiarse de un liderazgo ejecutivo más experimentado.
Cuando los fundadores deciden dar un paso al costado, no significa abandonar la empresa. Muchos encuentran éxito en roles alternativos que aprovechan sus fortalezas. Un buen ejemplo es el rol de Director de Innovación, donde el fundador se enfoca en impulsar el desarrollo de nuevos productos y mantener a la empresa en la vanguardia.
Alternativamente, el fundador podría convertirse en Presidente Ejecutivo o Miembro del Consejo para proporcionar orientación estratégica y mantener relaciones clave mientras deja las operaciones diarias en manos del CEO.
Cuando los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, contrataron a Eric Schmidt como CEO en 2001, pudieron centrarse en la innovación de productos mientras Schmidt guiaba a la empresa a través de un tremendo crecimiento y una exitosa salida a bolsa.
Incluso diría que la mayoría de las startups no necesitan un CEO tradicional en las primeras etapas. Lo que necesitan es un fundador, pero en el panorama startup actual, estos dos roles se han vuelto intercambiables.
Recuerda, hacerte a un lado no es una admisión de fracaso; es un movimiento estratégico para asegurar el éxito a largo plazo de tu empresa. Al dejar de lado el ego y centrarse en lo que es mejor para el negocio, los fundadores suelen lograr mucho más que si insisten en permanecer como CEO. La verdadera medida del éxito de un fundador no es su título, sino el impacto duradero de la empresa que ha creado.
Pregúntate, ¿preferirías liderar una startup mediocre o ser el fundador de una increíble empresa?
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