Por qué el éxito no tiene sentido hasta que aceptas tus fracasos Aceptar tus fracasos no significa promover la mediocridad: es la clave para lograr un éxito sostenido.
Por Saikiran Chandha Editado por Russell Sicklick
Este artículo fue traducido de nuestra edición en inglés.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
La sabiduría predominante nos haría creer que debemos evitar el fracaso a toda costa y que el éxito es la única opción. Sin embargo, puede que no sea tan blanco y negro como parece.
Sí, hay situaciones de vida o muerte en las que existe una tremenda presión para tener éxito. Piense en un cirujano que realiza una cirugía de emergencia. Pero incluso entonces, no debes creer que no hay lugar para el fracaso en tu vida. Existe el peligro de que esta mentalidad le impida dar sentido al éxito.
El éxito se vuelve menos agradable cuando está constantemente mirando por encima del hombro y tratando de evitar el fracaso. Dejas de apreciar la rutina porque lo único que te importa es el objetivo final.
Si bien esta mentalidad de todo o nada puede parecer inspiradora desde el exterior, la realidad es que puede afectarlo y frenar su potencial. Exploremos su impacto potencial y cómo aceptar sus fallas puede ayudarlo a lidiar con ellas.
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1. Perfeccionismo
Es natural obsesionarse con cada detalle cuando te dices a ti mismo que no hay lugar para el fracaso. Te preocupa que incluso el más mínimo error pueda costarte. Esto a menudo conduce a una microgestión, parálisis de decisiones, cultura laboral poco saludable, ciclos prolongados de aprobación y acumulación de costos.
Cuando está preparado para aceptar el fracaso, es menos probable que se obsesione con cada detalle o intervenga en asuntos ajenos a su posición. Como líder, empiezas a confiar más en los demás. Y la toma de decisiones se vuelve más descentralizada, lo que permite que su equipo sea mucho más proactivo y receptivo.
2. Experimentación
Hay muy poco espacio para la experimentación cuando no está listo para aceptar la posibilidad de que falle. Es posible que invertir tiempo y recursos en algo nuevo no se considere viable. En su lugar, debería ceñirse a las formas probadas y comprobadas, ya que es casi seguro que tendrán éxito. Este tipo de cortoplacismo puede obstaculizar su crecimiento, hacer que pierda la ventaja de ser el primero en actuar y provocar fallas en el mercado.
Si puede dejar de lado su miedo al fracaso y realizar experimentos bien pensados, podrá obtener nuevos conocimientos valiosos que ninguno de sus competidores podría tener. Más importante aún, puede ayudarlo a tomar decisiones y pronósticos basados en datos, y evitar que tome decisiones de inversión que no estén sincronizadas con las condiciones del mercado.
3. Cultura de la culpa
La cultura de la culpa es un subproducto de la falta de tolerancia al fracaso. Empiezas a creer que los errores y los errores son imperdonables y que no hay nada más vergonzoso que fallar. Su enfoque tiende a estar en descubrir a quién se debe culpar por el error, en lugar de a qué lo causó. La mayoría de las veces, la acción correctiva hará que la culpa se asigne a alguien, pero el problema subyacente permanece sin resolver. Este tipo de enfoque a medias obstaculizará la productividad y también afectará negativamente la moral.
Examinar el fracaso es un trabajo difícil, ya sea suyo o de su equipo. Además de lidiar con las inseguridades personales y los egos plantados, tendrá que cuestionar la efectividad de los procesos y procedimientos seguidos durante mucho tiempo. Esto solo es posible cuando es tolerante a fallas. Te permite afrontar el problema de forma científica y transparente. Y solo entonces podrá identificar rápidamente las causas fundamentales y trabajar para solucionarlas.
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4. Autodescubrimiento
Centrarse únicamente en sus éxitos no revelará demasiado sobre usted. Analizarlos puede ayudarlo a enumerar las tácticas y estrategias que funcionaron para usted, pero será difícil distribuir cómo los diferentes factores contribuyeron al éxito.
Por otro lado, enfrentar el fracaso te ayuda a identificar con precisión qué o dónde salió mal. Puede limitar la causa a una decisión particular que tomó o una debilidad específica suya. De esta manera, sabrá qué debe arreglarse y trazará un plan de acción adecuado.
5. Mentalidad de crecimiento
El éxito a menudo puede enmascarar problemas más importantes a los que se enfrenta, que empeoran con una mentalidad de todo o nada. Debido a la presión constante para tener éxito, las personas pueden terminar pasando por alto problemas evidentes que podrían poner todo patas arriba. Solo te darás cuenta una vez que las fichas de dominó comiencen a caer. La complacencia podría ser otra razón detrás de esto.
Los líderes que aceptan el fracaso tienen más probabilidades de operar con una mentalidad de crecimiento. Pueden fallar con regularidad, pero la mayoría de las veces será controlado y rápido. De esta manera, cada vez que fallan, extraen múltiples conocimientos valiosos que los ayudan a innovar y mantenerse por delante de la competencia.
Conclusión
Como líder, aceptar el fracaso no significa que esté promoviendo la mediocridad. En cambio, está creando un entorno en el que los empleados buscan continuamente aprender e innovar. Ellos aprecian lo que se necesita para tener éxito y no están bajo presión para inflar números, reportar menos o encubrir errores y equivocaciones.
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