Las inesperadas consecuencias comunicacionales de la foto de la Princesa Kate En una época en que la manipulación fotográfica y el contenido generado por inteligencia artificial hacen más difícil distinguir qué es real y qué es falso, las consecuencias de la pérdida de credibilidad nunca habían sido tan desastrosas para la sociedad.
Por Gabriel de la Rosa Cols Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
La reciente publicación de una foto trucada de la princesa Kate y su familia desató preocupación generalizada por el uso de herramientas de edición digital. Pero también demostró que incluso "deslices" comunicacionales como estos son como gasolina al fuego para el esparcimiento de teorías conspirativas.
Empecemos por resumir el hecho en cuestión: varias agencias de noticias compartieron recientemente una fotografía familiar de Kate Middleton, princesa de Gales. Al parecer, la foto pretendía hacerles frente a las crecientes especulaciones sobre su salud, después de que prácticamente desapareciera de la escena pública desde su operación abdominal hace dos meses.
Sin embargo, esas agencias de noticias, de las cuales se encuentran algunos de los medios de comunicación con más alcance en el mundo, se retractaron más tarde e informaron de que había pruebas de manipulación fotográfica.
Pero el daño ya estaba hecho y la retractación ayudó a alimentar una tormenta de teorías conspirativas sobre el estado de la Familia Real Británica, la salud de Kate y prácticamente cualquier otra cosa que se le suele ocurrir a los trolls para generar engagement en las redes sociales, en las que no suelen faltar menciones a los reptilianos y hasta los Illuminati.
La disculpa subsecuente de la princesa Kate, insistiendo que las ediciones eran simplemente el resultado de su propia torpeza, no hizo nada para detener la oleada de críticas y afirmaciones cada vez más extravagantes. Aunque los famosos llevan años alterando fotos con herramientas de edición, las imágenes tomadas de la familia real tienen una importancia histórica y se espera que sean auténticas.
En una época en que la manipulación fotográfica y el contenido generado por inteligencia artificial hacen más difícil distinguir qué es real y qué es falso, las consecuencias de la pérdida de credibilidad nunca habían sido tan desastrosas para la sociedad.
Centros de información potable
Las reputaciones no implotan; explotan, y engullen a todo el que esté cerca de su onda expansiva. Este fiasco no sólo afecta a la credibilidad, ya de por sí golpeada, de Kate y la familia real británica, también afecta, y continúa afectando, a los medios de comunicación que se hicieron eco de la noticia.
Incluso después de las retractaciones, los mismos medios que la publicaron se vieron acosados por teóricos de la conspiración. Como consecuencia, ambos han visto cómo su credibilidad perdía terreno ante actores inescrupulosos que buscaban obtener relevancia a través del esparcimiento de bulos.
Este fiasco no sólo afecta a la credibilidad, ya de por sí golpeada, de Kate y la familia real británica, también afecta, y continúa afectando, a los medios de comunicación que se hicieron eco de la noticia.
Pocas personas lo han resumido mejor que el periodista Iñaki Gabilondo en su más reciente intervención en el podcast Saldremos Mejores: "Lo primero que escasea en las inundaciones es el agua potable. En esta inundación de señales de todo tipo, lo primero que escasea es la información potable. Entonces, hay que trabajar para construir zonas de referencia."
Si bien Gabilondo hace referencia a los comunicadores y periodistas de profesión, esta obligación parece distribuirse, de facto, a casi toda la sociedad. Toda persona con un smartphone y con acceso a redes sociales se ha convertido en un comunicador y, por lo tanto, debe afrontar el peso de la responsabilidad de lo que significa hacerse eco de cualquier tipo de información que consuma y esparza.
Lo que quiere decir que la necesidad de convertirse en una referencia de información confiable para hacerle frente al auge de los bulos ya no sólo recae sobre los medios de comunicación tradicionales. "Que la gente sepa que, en aquel pantano, que siempre existirá, yo aquí me oriento, que estos son mis oasis de información." concluye el periodista.
Si bien el uso de la edición de imágenes para presentar un relato falso se remonta casi a los orígenes de la propia fotografía, lo cierto es que antes muchas de las imágenes falsas requerían el uso de técnicas especializadas que no estaban al alcance del público. Mientras que ahora, cualquiera puede acceder a herramientas cada más efectivas que requieren cada vez menos tiempo y conocimiento.
No es realista esperar que todos nos convirtamos en "oasis de información", pero si queremos combatir el efecto nocivo de las noticias falsas, tenemos que fomentar la educación en alfabetización mediática en todos los niveles de la sociedad. Adoptar un enfoque crítico ante la información que encontramos en internet, especialmente cuando esta desencadena fuertes reacciones emocionales, ya no puede ser recurso exclusivo de los comunicadores profesionales.
Capacitar a las personas para distinguir entre los distintos tipos de contenidos y reconocer los sesgos en la información que se reporta, además de ser precavido con los contenidos virales, que a menudo son sensacionalistas o falsos, puede evitar la propagación de la desinformación.
Tomar medidas proactivas denunciando las noticias falsas en las redes sociales, como sucedió en este caso con la fotografía de la princesa Kate (fueron los usuarios de Twitter quienes sonaron la alarma), apoya el ejercicio del periodismo de calidad.
Entablar conversaciones educadas y constructivas con quienes comparten información no verificada, armados con hechos y una mente abierta, puede ayudar a corregir conceptos erróneos y fomentar un público más informado. A través de estos esfuerzos colectivos, todos podemos desempeñar un papel significativo en la mitigación del impacto de las noticias falsas en la sociedad.
