Es hora de reescribir los valores de tu empresa: aquí te decimos cómo Los valores de la mayoría de las empresas se olvidan o se desconectan de las operaciones diarias. Al repensarlos y cocrearlos con tu equipo, puedes transformarlos en herramientas accionables que alineen comportamientos, generen confianza e impulsen el rendimiento.
Por Bradley Hook
Key Takeaways
- Los valores de la empresa suelen quedar olvidados en las páginas "Quiénes somos”, sin guiar el comportamiento ni la toma de decisiones, lo que lleva a una desconexión dentro de la organización.
- Los valores sólidos, cocreados y accionables pueden alinear equipos, empoderar la confianza en la toma de decisiones y dar a las empresas una ventaja competitiva en el mercado.
- Adoptar un conjunto conciso de tres valores fundamentales puede simplificar el enfoque, alimentar el compromiso y estimular una cultura orientada al rendimiento que sea resistente al cambio.
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La mayoría de las organizaciones definen sus valores en momentos clave: en su fundación, durante una renovación de marca o cuando cambia el liderazgo. Pero muy frecuentemente esos valores quedan relegados a la página Quiénes somos de un sitio web, al lado de las declaraciones de misión y visión, destinados a ser olvidados.
Incluso cuando los empleados conocen los valores declarados, se suelen sentir desconectados de ellos. Esto se debe a que muchos valores de la empresa son ideales dopaminérgicos, es decir, conceptos que desencadenan emoción o aspiración, pero carecen de una aplicación práctica. No se utilizan para alinear comportamientos, generar confianza ni guiar la toma de decisiones, lo que representa una oportunidad perdida.
Los valores son una de las herramientas más poderosas que tiene una empresa. Generan alineación, autonomía y agilidad. Sin embargo, para muchas organizaciones, los valores siguen siendo descuidados y subutilizados.
¿Qué significa realmente "valor"?
La palabra valor proviene de la raíz latina que significa "ser valioso" o "ser fuerte". Comparte su origen con "valiente". Vivir según tus valores es un acto de coraje. Significa mantenerse firme en lo que más importa. Para una empresa, esto es la base de una cultura leal, conectada y vibrante.
Cada equipo está compuesto por individuos con antecedentes y valores personales únicos. Los valores compartidos unen a las personas. Crean alineación en torno a un propósito común, eliminando la ambigüedad y reduciendo la necesidad de dudar de las intenciones. Con valores compartidos, la confianza crece y los equipos pueden centrarse en acciones significativas, incluso mientras navegan en la incertidumbre.
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La ventaja competitiva de los valores
Los valores sólidos no solo moldean la cultura interna, sino que también te diferencian en el mercado. Como dijo Simon Sinek, "La gente no compra lo que haces; compra el porqué lo haces". Tus valores articulan tu porqué. Comunican lo que tu empresa representa y cómo operas en el mundo.
Este principio es la base de mi libro, Start With Values (Comienza con los valores). Refrescar los valores de tu empresa no se trata de branding o apariencias. Es un proceso profundo e introspectivo. Plantea dos preguntas esenciales: ¿Quiénes somos ahora? y ¿Cómo queremos operar en un mundo en constante evolución?
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La cocreación da vida a los valores
Los mejores valores se crean de manera colaborativa. Comienza preguntando a tu equipo, "¿Qué es lo más importante para ti?" Recoge sus respuestas. Busca patrones. Podrías sorprenderte con lo que descubras.
En mi trabajo con empresas, este ejercicio suele revelar percepciones inesperadas. En una organización, los empleados clasificaron la sabiduría, la integridad y el logro como sus valores principales. El liderazgo no había anticipado esto; asumieron que las prioridades del equipo giraban en torno al servicio y la estabilidad.
Refinamos estos valores en principios accionables:
- La integridad se convirtió en Haz lo correcto.
- La sabiduría se convirtió en Evoluciona — un llamado a aprender y crecer.
- El logro se convirtió en Sé audaz — un grito de guerra para la confianza y la innovación.
Este proceso es importante. Cuando los empleados se sienten escuchados y ven reflejada su aportación, es mucho más probable que adopten y vivan esos valores. La propiedad transforma ideas abstractas en compromisos compartidos.
La regla de tres
Tres es el número mágico para los valores de una empresa. ¿Por qué? Porque es fácil de recordar. Piensa en los tres cerditos, los tres reyes magos o la simplicidad del ABC que aprendimos cuando éramos niños. Limitarse a tres valores asegura claridad y enfoque.
Estos valores deben convertirse en lentes para la toma de decisiones. Por ejemplo, un agente de servicio al cliente que maneja una queja podría preguntarse:
- ¿Puedo ser audaz al resolver este problema?
- ¿Podemos evolucionar nuestro proceso para prevenir problemas similares?
- ¿Estoy haciendo lo correcto para el cliente y para la empresa?
Estas preguntas brindan claridad y empoderan a los empleados para actuar con confianza. Las decisiones se toman más rápido y mejora la alineación.
Transformando los valores en acción
Los valores no deben ser palabras estáticas en una página. Deben guiar el modo en que opera tu empresa: cómo actúas, reaccionas y tomas decisiones.
Equipos de élite, como los SEAL de la Marina o los equipos deportivos campeones, demuestran esto en la práctica. Para ellos, los valores no son conceptos teóricos. Están integrados en cada acción y decisión. Con el tiempo, estos valores se convierten en algo natural, no porque se olviden, sino porque se han integrado completamente.
En el mundo corporativo las empresas con valores sólidos superan consistentemente a sus competidores. Fomentan la confianza, alientan la innovación y navegan los desafíos con resiliencia. Los equipos que saben lo que representan se mueven más rápido, colaboran mejor y entregan resultados más consistentes. Una investigación de Gallup sugiere que la conexión con la cultura de la empresa genera un aumento cuatro veces mayor en el compromiso y una reducción del 62% en el agotamiento.
¿Por qué ahora?
Si tus valores se sienten desactualizados o desconectados, es el momento de revisarlos. Los valores deben reflejar quién eres hoy, no quién eras hace cinco o diez años. Deben ser relevantes, accionables y estar alineados con los objetivos de tu organización.
Comienza escuchando a tu equipo. Identifica los valores personales compartidos. Luego, refina esos conocimientos en tres valores organizacionales claros y accionables. Estos valores deben inspirar, guiar y energizar, no abrumar. Cuando se hacen bien, los valores son más que declaraciones. Son tu identidad. Construyen confianza. Impulsan el rendimiento. Crean culturas en las que las personas quieren ser parte.
Es momento de repensar los valores de tu empresa. El secreto para un equipo próspero y conectado podría estar más cerca de lo que imaginas.