¿Trabajas en una empresa tóxica? Aquí tienes 4 señales, no tan obvias, que deberías vigilar A veces es evidente que la cultura de una empresa es tóxica. Pero en la mayoría de los casos, la toxicidad no es tan visible; se oculta en los detalles.
Por Amy M Chambers
Key Takeaways
- Estas son algunas señales para detectar si tu empresa está empezando a volverse tóxica de forma más sutil.
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Es posible que muchos de nosotros hayamos pensado o escuchado a alguien decir que la cultura de su empresa es "tóxica". Este término se ha vuelto común para describir situaciones incómodas o personas difíciles en el entorno laboral. Pero, ¿qué significa realmente trabajar en una empresa tóxica?
En ocasiones, el ambiente tóxico es evidente: acoso, maltrato o discriminación flagrante. Sin embargo, en otras, la toxicidad se va desarrollando de manera más sutil y puede pasar desapercibida. Aquí te mostramos algunas señales menos obvias que podrían indicar que en tu empresa se está desarrollando una cultura tóxica.
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1. Nadie se atreve a cuestionar la autoridad
Dicen que "el silencio es oro", ¿verdad? Quizás eso aplique en el cine, pero en el trabajo, el silencio constante no es algo positivo, sino peligroso. Si en las reuniones o juntas nadie se atreve a hacer preguntas o a expresar su opinión, tu empresa podría estar en problemas. Y si esas reuniones ni siquiera existen, entonces la situación es todavía peor.
Las organizaciones saludables valoran la opinión de sus empleados y crean espacios para escucharlos. Fomentan el diálogo y un ambiente donde las personas se sientan seguras para cuestionar el statu quo. Cuando nadie se siente cómodo o motivado a hacer preguntas difíciles o a compartir una opinión distinta, es señal de que no se ha construido un ambiente de confianza. Con el tiempo, esto no solo se vuelve tóxico, sino que puede conducir a algo similar a una cultura sectaria. Además, los empleados talentosos tienden a irse, pues no sienten que sus aportes sean valorados. Lo peor es que, cuando el talento se va, rara vez es reemplazado por alguien mejor.
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2. No se cumplen los compromisos
Otra señal de toxicidad es trabajar en un lugar donde las personas no cumplen lo que prometen y eso se tolera. Esto es especialmente grave cuando los líderes no se hacen responsables por sus incumplimientos. Mantener los compromisos es la forma más rápida de construir confianza hacia los demás.
Cuando no cumplimos con nuestra palabra, la gente lo nota. Con el tiempo, se vuelve difícil que los demás crean en lo que decimos, lo que genera desmotivación. Si las personas sienten que no pueden confiar en lo que se les promete, se vuelva casi imposible inspirarlas o motivarlas. Esto crea un ciclo descendente en el rendimiento. Ver que otros rompen las reglas o no cumplen sus promesas sin consecuencias provoca frustración y, eventualmente, una actitud de "¿para qué me esfuerzo?". A la larga esto genera un ambiente donde las decisiones no se perciben como justas, lo cual es tóxico.
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3. El chisme y la culpa son parte del día a día
Si en tu empresa los empleados se culpan mutuamente cuando las cosas salen mal, te encuentras en un entorno tóxico. En las organizaciones sanas, los equipos trabajan juntos para encontrar soluciones cuando hay problemas, sin buscar culpables ni excusas. Se asumen los errores y se ven como oportunidades de aprendizaje.
Las culturas se vuelven tóxicas cuando los departamentos priorizan su éxito individual por encima del éxito de la empresa en general. En esos casos, los equipos adoptan una mentalidad de "ellos contra nosotros", lo cual resulta perjudicial para todos. En cambio, en las organizaciones saludables, se promueve la colaboración y se recuerda constantemente a los empleados que el éxito más grande viene del trabajo en equipo. No hay lugar para los rumores y los chismes, porque hay un respeto genuino por todos los miembros de la organización. Si los murmullos en los pasillos son una parte aceptada de la cultura de tu empresa, eso es una señal de toxicidad.
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4. No existe un plan claro para el desarrollo de los empleados
Si no puedes recordar la última vez que tuviste una reunión individual con tu jefe, y esto sucede frecuentemente, es una mala señal. Si solo hablas sobre tu desarrollo en la revisión anual de desempeño, probablemente estés en una empresa con una cultura estancada. Como seres humanos, tenemos un deseo natural de crecer y aprender. Las empresas saludables reconocen esto y se esfuerzan por invertir en el desarrollo de su talento.
En las mejores organizaciones, es evidente que las personas están siendo preparadas para el futuro: empleados obteniendo certificaciones, asistiendo a talleres o asumiendo nuevas responsabilidades. Todos estos son indicios de que el desarrollo profesional está en marcha. Si no ves señales de crecimiento y no recibes retroalimentación de manera regular, es probable que estés en un ambiente donde las personas están estancadas. A largo plazo, esto no es sostenible y hace que los empleados talentosos busquen oportunidades en otros lugares, lo que lleva a un declive constante en la organización.
Si notas una o dos de estas señales, podría no ser demasiado tarde para corregir el rumbo, pero es importante estar alerta. Las malas prácticas pueden convertirse en hábitos y, una vez que eso ocurre, es difícil revertirlas. Si estas señales son frecuentes en tu empresa, es probable que ya estés lidiando con una cultura tóxica, y eso puede ser difícil de cambiar.
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