6 hábitos saludables para mejorar tu salud mental y superar los peores días Desde duchas con agua fría hasta aprender a aceptar el perdón, aquí te decimos cómo avanzar en una crisis y recuperar el control de tu vida.
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"No puede haber una crisis la próxima semana. Mi agenda ya está saturada". — Henry Kissinger.
Desde que la pandemia del COVID-19 llegó a nuestras vidas, nos hemos tenido que adaptar a muchas cosas y como consecuencia, el malestar social explotó en el escenario mundial. Vivir la vida durante estos tiempos ha sido difícil y a más de uno de nosotros nos ha llevado a una crisis personal.
¿Cómo se adapta uno a sus problemas cuando el mundo atraviesa una transformación? Esta es mi experiencia.
Hace aproximadamente un año renuncié a mi trabajo para atender los problemas de salud mental y el impacto que estos han tenido en mi vida. Desde que tengo memoria, he luchado con la baja autoestima, con mi imagen y con el deseo de ser querido por los demás. Más adelante en mi vida me diagnosticarían trastorno depresivo mayor, trastorno de estrés postraumático y trastorno de personalidad del grupo B.
Como resultado de mis discapacidades, creé al personaje que yo quería ser y me convencí de que logaría ocultar mis inseguridades y alentar mi confianza. Pero todo se salió de control a medida que la realidad y la ficción se difuminaron, culminando en un colapso mental una semana antes de que los medios de comunicación empezarán a hablar de mí.
Fui señalado como fraudulento y retratado como un estafador. Para colmo, nadie estaba interesado en escuchar mi versión de la historia.
Había perfeccionado las habilidades necesarias para ser exitoso en mi carrera y las utilicé para lograr muchas cosas. Pero en el momento en que la fachada de mi personaje se desmoronó, las noticias y el público comenzaron a cuestionar mis logros y habilidades.
A mi deteriorada salud mental se sumaron una serie de tragedias personales, que incluyeron el ser expulsado de mi hogar debido al acoso público, la muerte de mi madre seguida de la decisión de mi padre de abandonar a su familia para irse con su nueva pareja y el robo total de pertenencias de toda la vida.
Estaba convencido de que no valía nada y diariamente luchaba contra ideas suicidas. Me preocupé por el bienestar de mi esposa mientras entraba y salía del hospital y ella se enfrentaba a una tormenta mediática. Temí por la intimidación sobre mi hijo recién nacido debido a la narrativa negativa e incompleta que se escribía sobre mí. Sufrí de una profunda depresión en soledad, después de haber pasado tanto tiempo creando conexiones comerciales en lugar de haber trabajado y desarrollado las relaciones personales. Yo no tenía una red de apoyo sólida.
Elegir vivir fue difícil. Todavía estoy en crisis. Y aunque puede que todavía no esté bien, estoy sobreviviendo y reconstruyendo. Eso es mucho más de lo que podría haber esperado hace un año.
Por medio de prueba y error, he adoptado seis hábitos para ser más resiliente. Cuando se recuerdan cada día, te ayudarán a seguir adelante a pesar de que tu vida esté en crisis.
Abraza el momento
Estás donde estás. Parece un poco trillado, ¿verdad? Tal vez hasta un poco condescendiente. Pero eso no cambia el hecho de que sea cierto. En las pruebas que enfrentamos a diario, nos enganchamos tanto en el pasado y en el futuro que estar en el presente es casi como un lujo. Pero no es un lujo: es una responsabilidad.
Si no puedes ser responsable de tu situación actual, encontrarás resistencia en el futuro. Independientemente de si fueron buenas o malas, pequeñas o grandes, las decisiones que tomaste te trajeron al presente. No puedes retroceder ni tampoco controlar lo que te depara el mañana. Lo que sí puedes hacer es controlar tus acciones inmediatas.
La aceptación radical es un concepto formado en torno a la idea de que el sufrimiento de uno está directamente asociado con el apego al dolor. El proceso de curación comienza cuando dejas de habitar en el pasado y de proyectar tus miedos hacia el futuro. Si no puedes cuidarte en tiempo real, no serás bueno con nadie y menos contigo mismo.
Cada mañana me despierto apanicado mientras empiezo a revivir los traumas de pasado y defino lo que significan para mi futuro. No pierdo el tiempo tratando de cortar esto de raíz. Los pensamientos no van a desaparecer, pues nuestra mente está programada para sabotearnos.
Si tú crees que tu pasado dictará tu futuro, lo hará. Si en cambio aceptas en dónde estás, desarmas el mecanismo.
Restablece el sistema
Todas las mañanas tomo una ducha con agua fría. ¿Por qué? Hacerlo conmociona al sistema nervioso y me despierta, echando al cerebro a andar sin resistencia.
Cuando estás en una crisis personal todo puede parecer un desafío. Enfrentar una situación puede ser tan desalentador que incluso las tareas pequeñas no ligadas al problema te pueden parecer abrumadoras. Fácilmente te puedes encontrar perdiendo el tiempo.
Exponer deliberadamente a tu cuerpo a un extremo ahoga los sentimientos improductivos. La atención se centra en lo que estás experimentando en ese momento, dándote una nueva ventana de claridad para los pensamientos irracionales. Esto te ayuda a descubrir la motivación para poder seguir adelante.
Restablecer tu sistema es esencial para evitar la procrastinación. Sacar a mi mente y a mi cuerpo de su zona de confort ha demostrado ser una maravilla.
Eleva tu ritmo cardíaco
Hacer que tu corazón lata más rápido provoca que la sangre oxigenada circule por todo tu cuerpo de manera más eficiente. Con el tiempo esto ayuda a aumentar la resistencia, que define la totalidad de tus niveles de energía. Con el aumento de la vitalidad tu cuerpo puede metabolizar mejor su combustible, lo que maximiza tu estado físico y aumenta tu producción mental. En otras palabras, elevar la frecuencia cardíaca potencializa tu funcionalidad cognitiva.
Una de las formas más rápidas de incrementarla es a través del cardio rápido, como realizar una serie de burpees, salir a correr o ir a nadar. El nivel de intensidad no está correlacionado con el resultado. Para lo que buscamos, hay poca diferencia entre aumentar tu ritmo cardíaco en 5 minutos o gradualmente durante más de una hora.
Sé agradecido
Aunque apreciar cualquier cosa durante una crisis puede parecer imposible, verás las cosas en perspectiva si permaneces abierto a la gratitud. Esa perspectiva te permitirá reflexionar más claramente en torno a tu estado actual.
A veces yo necesito recurrir a alguna señal visual durante un día desafiante. Tal vez me tome tiempo reconocer un acto de aprecio tras otro, hasta que finalmente puedo modificar mi punto de vista de mordaz a benigno. Cuanto más doy, más obtengo, y mi razonamiento se hace más evidente.
Crea una rutina
Cuando estás en modo de crisis las normas se te pueden escapar sin que te des cuenta. En lugar de abandonar tu conexión con el mundo físico, considera nuevas formas para crear consistencia. Establecer una rutina diaria puede ayudarte a contrarrestar la crisis.
No estoy hablando de rutinas simples como cepillarse los dientes o tomar medicamentos. La rutina a la que me refiero implica establecer actividades en las que puedas expresarte positivamente. Tomarte momentos para nutrir el alma durante una crisis es fundamental para tu curación. Mis rutinas me dan una sensación de comodidad y me ayudan a mejorar mi moral. Reservo tiempo para esto cada día.
Perdona
Es fácil verte a ti mismo y a los demás cómo si fueran los villanos. No lo hagas. Te llenarás de resentimiento, y el resentimiento te dejará vacío.
En lugar de ello concéntrate en lo que puedes lograr sin distracciones. Todos merecemos algo mejor. Es posible que debas perdonarte a ti mismo y a los demás varias veces al día. He descubierto que cuanto más lo haces, menos tienes que hacerlo y más natural se vuelve.
La vida fue diseñada para ser caótica. Así que, aguanta. Puede que hoy todavía no lo veas, pero lo superarás. Y una vez que estés fuera de la crisis, serás un poco más fuerte y un poco más sabio.