Los Fabelman: Steven Spielberg, el emprendedor y la voz que guía tu camino El personaje en la más reciente cinta de Steven Spielberg es un pequeño obsesionado con hacer cine. ¿Qué puede aprender un emprendedor del viaje que inicia el niño para alcanzar su destino?
Por Eduardo Scheffler Zawadzki Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Hace 13 años el director de cine Steven Spielberg dictó una conferencia en la American Academy of Achievement, una organización sin fines de lucro dedicada a acercar a las mentes más brillantes de los Estados Unidos a los jóvenes estudiantes para que los inspiren a creer en sí mismos.
En su plática Spielberg confiesa cómo fue que surgió su interés por el cine: su padre lo llevó a ver la película de Cecile B. DeMille, El espectáculo más grande del mundo (The Greatest Show on Earth), y al presenciar la escena del choque del tren con el que termina la cinta, su mirada cambió para siempre.
A partir de ese momento lo único que le interesaba al niño de seis años era recrear la escena del accidente. El joven Steven no lo sabía, pero un hecho fortuito acababa de marcar su destino.
Los Fabelman, la más reciente película del director, empieza con ese momento. Somos nosotros, los espectadores, los que vemos hipnotizados al pequeño Sammy Fabelman (también hipnotizado) por la magia del cine. Más tarde nos convertimos en sus cómplices al observar cómo estrella el tren eléctrico que le regaló su padre, obsesionado por revivir el momento presenciado en la pantalla grande. Cuando su madre le presta una cámara de cine para que pueda capturar ese instante y hacer su propia versión del accidente, somos testigos del inicio de su carrera como cineasta.
Todo lo que sucede después en la película parece estar íntimamente ligado a ese accidente. Armado con una cámara, Sammy se convierte en un joven cazador de imágenes con un talento nato para contar historias. Al mirar a través del visor de la cámara, parece estar protegido del caos y de los múltiples accidentes que suceden en su vida y en su familia. Un paso a la vez, entre tormentas y tormentos el niño se transforma en el joven que encontrará su camino como cineasta.
Hay que decirlo con todas sus letras: además de cineasta, el joven es un emprendedor. Alguien que se atreve a escuchar y a seguir ese llamado en su interior. Pese a un padre científico que no cree que se pueda vivir del arte y a una madre que arrojó al olvido su don como pianista, pese a las dudas y a los dolores que implica andar por ese camino solitario, riesgoso y poco concurrido, el joven lo apuesta todo a su talento y al cine.
En Los Fableman Spielberg reflexiona sobre lo complejo que es aceptar el llamado. En voz del tío del niño, un excéntrico personaje que luce como un vagabundo y que confiesa haber trabajado en un circo y vivido de contar historias, el director expresa la complejidad de las decisiones que el niño tendrá que tomar: aquellos que saben que poseen un talento se tienen que entregar a él; pero mientras más se entreguen más tendrán que alejarse de aquellos a los que aman. Ese conflicto, advierte el tío, vivirá para siempre dentro de aquellos que tienen un talento.
Quizás por miedo a quedarse desprotegido, el joven abraza su vocación y emprende el camino que lo llevará a convertirse en un gran cineasta.
El de Sammy Fabelman es el camino del emprendedor que decide apostarlo todo porque cree en su talento y en su sueño. El del loco que desafía toda lógica y al final se sale con la suya porque encuentra la manera de capitalizar aquello para lo que es bueno.
En la conferencia dictada por Spielberg, el director ya transformado en leyenda confiesa que nunca tuvo un plan de carrera, aunque de alguna manera logró cumplir lo que quería. Pero también confiesa que desde niño la voz de su sueños le susurraba qué era lo que quería. Y tal vez sin tener la opción escuchó ese susurro: esa voz única que todos llevamos y que sin gritar nos guía hacia nuestro verdadero destino. Claro, siempre y cuando pese al ruido, los obstáculos y las expectativas de los demás, nos atrevemos a escucharla.
Los Fabelman se encuentra actualmente en cartelera. La cinta ganó el Globo de Oro a la Mejor Película Dramática y está nominada a siete premios Oscar.