Las 5 condiciones previas para un coaching efectivo Enseñar a los líderes cómo entrenar a sus equipos y fomentar relaciones verdaderamente efectivas solo puede suceder si se establecen dinámicas interpersonales específicas.
Por Chris Mayfield Editado por Matt Scanlon
Este artículo fue traducido de nuestra edición en inglés.
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El coaching es fundamental para mejorar el rendimiento de una empresa. Casi cualquier persona puede supervisar, pero no todo el mundo es un entrenador eficaz y, sin ellos, su resultado final se verá afectado. Un buen programa de coaching ayudará a las empresas a reducir el desperdicio, ayudará a desarrollar habilidades sólidas en las personas y creará equipos más sólidos y cohesionados.
El proceso no es muy diferente a entrenar a un equipo en los deportes. El objetivo de cualquier entrenador es ayudar a un equipo a desarrollar habilidades para mejorar su desempeño. Se utilizan cuando es necesario mejorar una habilidad específica, resolver un problema particular o formar un plan de acción para superar un obstáculo, y son más efectivos cuando se cumplen cinco condiciones antes de que comience el proceso.
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1. Orientación a objetivos
El coaching es una actividad basada en resultados que debe aumentar la confianza en sí mismo del coachee. Debería conducir a un mejor rendimiento laboral, mejores relaciones laborales y una comunicación más eficaz. Para ayudar a ambas partes a navegar esta tarea, es útil utilizar un enfoque estructurado. El marco GROW (para "Objetivo", "Realidad", "Opciones" y "Camino a seguir") es un ejemplo de un método que puede enseñar a los miembros del equipo cómo evaluar y abordar los problemas.
2. Una buena relación entre coach y coachee
Un alto nivel de confianza, transparencia y objetivos mutuamente acordados es fundamental para lograr resultados de entrenamiento positivos. El coachee debe ver al coach como un aliado y socio en su desarrollo. Existe la posibilidad de que el primero vea al segundo como un espía que busca recopilar inteligencia para usarla en su contra más tarde, por lo que es importante diseñar un proceso que permita la honestidad y la vulnerabilidad del coachee, sin temor a represalias.
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3. Un coachee entrenable
La actitud del coachee afecta la eficacia de todo este proceso. Deben estar abiertos y comprometidos con el proceso y esperar tener éxito. En definitiva, debe creer en ello y saber que se pueden alcanzar las metas identificadas.
4. Un coachee que se siente responsable
Los entrenadores no pueden cambiar por sí solos el comportamiento y las actitudes de aquellos a quienes instruyen. Tanto la preparación como la mentalidad descansan únicamente en el coachee como participante voluntario. Los entrenadores están para instruir, pero las acciones necesarias para implementar las lecciones aprendidas descansan únicamente en la otra mitad de la ecuación.
5. Una mentalidad colaborativa
Este proceso no es estrictamente de tutoría o enseñanza: No necesariamente hay una transferencia de conocimiento en el trabajo. Ambos son socios, con el objetivo compartido de ayudar al coachee a obtener información y tomar sus propias decisiones sobre qué acciones tomar. Los instruidos nunca deben sentirse obligados a actuar o sentir que el entrenador toma decisiones en su nombre.
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Maximizar el éxito de su organización requiere invertir tiempo en el desarrollo de sus miembros. Tomarse el tiempo para enseñar a sus líderes cómo entrenar a su equipo y fomentar relaciones efectivas en ese proceso es esencial para un crecimiento duradero. Tal inversión dará como resultado un equipo más saludable y resistente, listo para enfrentar los desafíos.