Ojalá hubiera sabido estas cuatro cosas antes de empezar mi propio negocio Empezar un negocio es, cuando menos, un trabajo arduo. Aquí te presento cuatro lecciones que me hubiera gustado que alguien me enseñara antes de comenzar mi negocio, así que te las voy a compartir.
Por Amy M Chambers Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Key Takeaways
- La autodisciplina es más difícil de lo que crees.
- Elige bien a tus clientes y socios.
- A veces puede ser solitario; encuentra maneras de incorporar la interacción humana en tu día a día.
- Es esencial establecer una red de contactos.
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No importa qué tan talentoso seas o lo motivado que te sientas, comenzar un negocio es un trabajo duro y agotador. En 2021, dejé mi carrera de 21 años en finanzas y me convertí en una coach, consultora de liderazgo y autora. Había escuchado la estadística de que el 90% de todas las pequeñas empresas fracasan, pero pensé que empezar mi propio negocio sería de alguna manera milagrosamente fácil — no lo fue. Aquí hay cuatro cosas que he aprendido desde entonces.
1. La autodisciplina es más difícil de lo que crees
Ser dueño de un negocio significa que eres el jefe. No hay tareas que entregar ni plazos que cumplir. Nadie redactará tu evaluación de desempeño. Sin embargo, esto puede ser muy difícil para algunos — yo tuve que aprender esta inesperada lección de la manera difícil.
Siempre he sido muy organizada y estructurada. Durante la última década de mi carrera profesional, todo lo que hacía estaba programado y calendarizado desde antes. Cuando me aventuré por mi cuenta las cosas cambiaron. Las teleconferencias y las reuniones no seguían un ritmo recurrente, lo que causaba grandes huecos en mi calendario. Al principio, me costó trabajo agarrar el ritmo. Empecé a darme cuenta de que no estaba aprovechando bien mi tiempo. Me estaba levantando tarde. Si decía que revisaría el correo electrónico durante diez minutos, con frecuencia se convertía en una hora. Me di cuenta de que me estaba permitiendo distraerme durante la jornada porque mi día no estaba lleno de todos los estrictos límites que antes existían.
Comencé a establecer un horario para mí misma. La única manera en que pude escribir dos libros en mis primeros dos años fue programando tiempo para escribir. Al comienzo de cada semana, anoto las prioridades de la semana y establezco objetivos para mí. Enumero las acciones que necesitaré tomar para alcanzar esos objetivos. Las programo en mi calendario. Luego, me adhiero a ello. Esto requiere fuerza de voluntad, pero si no lo haces, vas a perder mucho tiempo.
Lo que se mide se hace, por lo que también establezco metas e indicadores clave de desempeño (KPI's) para mí. Es fácil perder la motivación cuando no te evalúan con una puntuación — así que creé la mía. Establecí metas para cuántas horas, páginas o palabras escribiría cada semana. Establecí metas para medir a cuántas personas les respondería y cuántas llamadas de prospección haría. Cuando mis libros salieron al mercado, rastreé ventas, ingresos y ganancias. En las plataformas de redes sociales, establecí algunos KPI's para mis tasas de participación. Determinar qué métricas vas a observar es crucial para el éxito.
2. Elige bien a tus clientes y socios
No todos tus clientes serán adecuados para tus servicios y productos, y tú tampoco serás adecuado para las necesidades de todos. Un error que cometí en mi primer año fue aceptar a cualquiera que me quisiera como cliente o socio. Desde entonces, me he desvinculado de mi coach empresarial, dos proveedores y dos clientes. Las personas que te chupan la energía o te hacen perder tiempo con tonterías no deberían estar en tu calendario.
En el caso de los clientes a quienes "despedí": resistían todas mis sugerencias y dudaban en seguir mis consejos. Finalmente, me di cuenta de que ninguno de los dos estaba obteniendo mucho de la relación. Se siente bien reservar espacio en mi calendario solo para aquellos que están alineados con mi pensamiento y quieren lograr grandes cosas. Al principio —porque apenas estaba empezando— tenía miedo de dejar ir un ingreso. Si alguien estaba dispuesto a pagarme, yo estaba dispuesta a aceptar su dinero. Eso ya no es así. Los grandes negocios solo trabajan con grandes clientes.
Ahora, cuando se trata de proveedores, comparo opciones. Empecé por contratar al primer coach, diseñador web y equipo de publicación que encontré. Algunos no funcionaron. Desde entonces, he decidido ampliar mi proceso de búsqueda para dar con el proveedor adecuado. Hago mi tarea y pido referencias. En otros casos, me gusta ver ejemplos de trabajos anteriores. Cuando los proveedores no pueden entregarlos (o parecen molestos porque los estoy pidiendo), sé que no estoy tratando con el socio adecuado.
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3. A veces puede ser solitario; busca maneras de incorporar la interacción humana en tu día
Antes de independizarme, siempre formé parte de un equipo. Durante la mayor parte de mi carrera, interactuaba con unas pocas cientos de personas en el trabajo. Todo eso cambió cuando me convertí en coach y consultora privada — de repente, estaba yo sola. Cuando eres un empleado, estás constantemente involucrado en conversaciones con otros. Cuando me independicé, me di cuenta de que había varias horas al día en las que no tenía con quien hablar. De inmediato, sentí una punzada de soledad. No tenía cerca nadie con quienes compartir mis ideas.
Ahora me aseguro de programar almuerzos con clientes, clientes potenciales o colegas un par de veces a la semana. También he encontrado gran alegría en compartir lo que llamo videos de Martes de transformación con mi red y participar con personas afines regularmente en algunas redes sociales. Los videos y artículos sobre liderazgo o mentalidad que publico me permiten dialogar con otras personas sobre temas que me interesan. Eso me ayuda a superar los sentimientos de soledad. Si haces tu trabajo principalmente en solitario y te sientes un poco solo, encuentra maneras de conectarte con otros regularmente.
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4. Construir una red de tus pares es imperativo
Al principio, era reacia a conocer a otros autores y coaches. Hasta cierto punto, los veía como competencia. Ahora he cambiado completamente de opinión. El año pasado, me presentaron a otro coach que hace exactamente lo mismo que yo. Cuando nos conocimos, ambos habíamos publicado nuestros primeros libros. Desde entonces, hemos escrito los prólogos de los segundos libros del otro. Ha sido un honor y una alegría apoyarnos mutuamente de esa manera. Para mi tercer libro, quiero trabajar con una editorial. Recientemente me uní a un grupo de autores, agentes y editoriales y asistí a uno de sus eventos. No podía creer la camaradería y el valor que encontré allí. Conocí a otros autores que enfrentan (pero superan) los mismos desafíos que yo. También conocí una gran cantidad de agentes y editores que podrían ayudarme. Hay poder en los números. Somos más fuertes juntos. Hacer contactos con otros que están haciendo exactamente lo que tú haces (y lo hacen bien) solo puede ayudarte, no perjudicarte.
Ojalá hubiera sabido estas cuatro cosas en mi primer día como emprendedora, pero también estoy agradecida de saberlas ahora. Implementarlas solo te hará a ti y a tu negocio más fuertes; te lo garantizo.
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