Las PyMEs ante los retos y riesgos invisibles de un mal reclutamiento Cuidado: la falta de recursos y seguridad transforma el reclutamiento en un riesgo crítico para las pequeñas y medianas empresas.
Key Takeaways
- La tecnología es un arma de doble filo: optimiza los procesos, pero también expone a nuevas amenazas.
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Reclutar personal se ha vuelto uno de los mayores desafíos para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), especialmente en un contexto donde el fraude evoluciona y se sofistican las técnicas de engaño. Día a día surgen nuevas tácticas, poniendo en riesgo a todos, y los procesos de reclutamiento no están exentos de esta amenaza.
Desde el trabajo remoto hasta las entrevistas virtuales y el envío de documentos en formato digital, existen condiciones que facilitan que alguien suplante la identidad de otra persona o se aproveche de los vacíos de seguridad en las empresas. Aquí, la tecnología se vuelve un arma de doble filo: nos permite hacer más eficientes los procesos y solucionar todo con un par de clics, pero también abre la puerta a que los delincuentes exploten las debilidades de una organización, especialmente si esta no cuenta con los recursos suficientes para prever el fraude.
El reclutamiento de talento en estas empresas se convierte en un terreno minado, donde cada paso es un riesgo potencial, y si bien este problema afecta a compañías de distintos tamaños y sectores, las pequeñas y medianas son las que sufren más.
¿Por qué las PyMEs corren más riesgo?
Para empezar, muchas no tienen áreas de Recursos Humanos formalmente establecidas o protocolos de seguridad lo suficientemente robustos en los procesos de selección de personal como para implementar rigurosas herramientas de validación de información.
Además, muchas veces enfrentan limitaciones presupuestarias que las obligan a confiar en métodos manuales o simplificados de selección, sin realizar investigaciones exhaustivas. Esto las convierte en el blanco perfecto para los delincuentes que buscan infiltrarse, obtener información sensible o simplemente sacar provecho de sus vulnerabilidades.
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Posibles escenarios
Imaginemos un par de escenarios. Primero, está el caso de una empresa que contrata a alguien que parece ser el candidato ideal. Todo se hace de manera virtual; el candidato envía documentos que aparentemente son válidos, firma el contrato y comienza a trabajar. Unas semanas después, la empresa descubre que su nuevo colaborador ha accedido a información confidencial y la ha filtrado a la competencia.
Otro caso es el del "trabajador fantasma": alguien que no es quien dice ser, que suplantó la identidad de otra persona y que para cuando la organización se da cuenta, ya ha cobrado varios meses de sueldo. También, es común que un delincuente busque robar bases de datos o procesos a través de instalar y ejecutar software en el equipo de la organización. Estas situaciones que pueden sonar extremas suceden, y para una empresa pequeña o mediana son golpes que no solo representan pérdidas económicas, sino también administrativas y de reputación.
Lo más alarmante es que, cuando estos fraudes golpean a una pequeña empresa, las consecuencias no se detienen ahí, la moral de todo el equipo se tambalea, y la energía de los dueños, que debería enfocarse en hacer crecer el negocio, se desvía hacia reparar daños, reestructurar procesos y recuperar la confianza en el equipo y en el propio sistema de seguridad.
Además de afectar la productividad diaria, este tipo de engaños también impacta directamente en el flujo de efectivo. En una PyME, cada centavo cuenta y cada pérdida puede ser un golpe directo a su supervivencia.
Hoy en día, existen numerosas herramientas y mecanismos que pueden ayudar a las empresas a fortalecer sus procesos de reclutamiento, tales como sistemas automatizados para verificar información o validar la identidad de un candidato.
Adoptar estas medidas de seguridad no solo previene fraudes, sino que también puede marcar la diferencia entre que un negocio siga operando o, en el peor de los casos, desaparezca. Aunque pueda parecer exagerado, una PyME puede perder más de lo que imagina si es víctima de fraude. Al final, "más vale prevenir que lamentar".
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