Energía inteligente y nearshoring, el dúo dinámico que impulsa a México y Estados Unidos Así es como la energía inteligente y el nearshoring están transformando la relación económica entre México y Estados Unidos, impulsando la competitividad, sostenibilidad y crecimiento en ambos países.
Por Ari Cassab
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En los últimos años, la relación económica entre México y Estados Unidos ha alcanzado un nivel sin precedentes, impulsada por la cooperación mutua. Sin embargo, existen variables que prometen fortalecerla aún más: La energía inteligente y el nearshoring son el dúo dinámico con el potencial para llevar a ambos países a nuevas alturas y revolucionar la región.
La implementación de fuentes de energía renovable es fundamental para la competitividad de cualquier economía, y en el caso de nuestro país, puede ser el factor decisivo que atraiga a empresas que, más allá de minimizar riesgos y optimizar sus operaciones gracias al nearshoring, buscan reducir su huella de carbono y operar de manera más sostenible.
Esta dupla, energía inteligente y nearshoring, permite una mayor integración de las cadenas de valor entre los dos países, fortalece la relación comercial y promueve el crecimiento económico en ambos lados de la frontera.
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Transición, eficiencia y suministro energético
La transición energética se ha convertido en una preocupación compartida en México y Estados Unidos que ha impulsado una colaboración, aún insuficiente, para remodelar el panorama energético de América del Norte.
México, con su vasta riqueza en recursos naturales, posee un potencial enorme para la generación de energías renovables. Desde sus soleados desiertos en el norte, ideales para la energía solar, hasta sus costas ventosas y su geografía montañosa apta para la energía eólica; el país está estratégicamente ubicado para liderar la producción de este tipo de energía. Además, la abundancia de recursos geotérmicos y la capacidad para desarrollar energía hidroeléctrica nos consolidan como un gigante en potencia.
La colaboración de Estados Unidos, a través de tecnologías de almacenamiento y gestión de redes, junto con nuestras smart grids y la generación de energía renovable, nos ubican a la cabeza en la búsqueda por la eficiencia energética. Esto no solo beneficia al medio ambiente, sino que también fortalece la posición competitiva de las empresas en México, crea empleos, fomenta la inversión en infraestructura y promueve una economía más sostenible.
Además, la adopción de energía inteligente mejora la resiliencia de las redes eléctricas frente a desastres naturales, lo que es fundamental para garantizar un suministro estable y seguro.
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Electromovilidad, oportunidad sin precedente
La electromovilidad es esencial en el desarrollo de la energía inteligente; con el potencial de transformar nuestro panorama energético y económico, que lejos de ser sólo una moda, es una necesidad indispensable en la lucha contra el cambio climático.
En ese sentido, la industria automotriz, establecida como un pilar de nuestra economía, podría evolucionar en dicha dirección y gracias a la producción de vehículos eléctricos, baterías e infraestructura de soporte como estaciones de carga. La generación de empleos altamente calificados es otro de los grandes beneficios que como país podemos desbloquear. Esto, además de contribuir al crecimiento del país y mejorar la calidad de vida de muchas familias, también impactaría significativamente en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en coordinación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
La electromovilidad también puede atraer inversiones y fomentar el desarrollo de nuevas industrias. Aunque, esto depende de la capacidad del gobierno para generar certidumbre e implementar un marco y leyes que impulsen la compra y venta de vehículos eléctricos, ya sea, a través de subsidios, exenciones fiscales, así como programas que faciliten la instalación de estaciones de carga.